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Unos meses después

Narra Victoria

— No se que le pasa a este boludo — me quejé con Giulia, como casi siempre — No me contesta hace unos días y lo peor de todo es que sube historias en Instagram en la concentración el hijo de puta.

— Si querés le mando a Ale, no se que decirte boluda — respondió mi amiga, ya bastante cansada de las quejas.

Para poner en contexto, estabamos ante la primera convocatoria a la selección de Alejo y Matías. Estabamos en Buenos Aires y la fecha fifa se jugaría en el monumental.

Los últimos dias en Italia con Matías habían estado bastante raros. Me sentía bastante sola allá, por más que se suponia que lo tenía a él y a su familia.

El pensamiento de volverme a Buenos Aires pasó reiteradas veces por mi cabeza, pero todavía no tenia nada confirmado.

En estos 5 dias vengo intentando comunicarme, al menos, con Matías y me responde cortante y hoy directamente me clavó el visto.

Claramente no le iba a mandar devuelta, pero por suerte podíamos ir a visitar los familiares hoy a la sede de AFA.

Alejo y Giulia habían oficializado, teniendo una relación a distancia, ya que el fue transferido al Tottenham. Iban bien y realmente me encantaba la relación que tenian. Habia que buscarle una novia a Brian.

Al pasar de las horas me fui poniendo mas nerviosa, no sabía que le pasaba y la verdad tampoco tenia ganas de recibir malas noticias. Pero si tenía ganas de verlo.

— ¿Comparten habitación? — preguntó mi amiga mientras entrabamos al predio.

— Seguro, si son re pegotes — jodí y ella se rió.

— Mira quienes llegaron — Alejo exclamó a mis espaldas haciendo que me de vuelta. Se abrazó la reciente pareja y yo quedé mirandolos cómo una boluda contenta.

— ¿Que onda goleador? — salude a mi amigo, abrazándolo — ¿Dónde está Matías?

— Esta arriba, no se qué le picó, está con un mal humor — respondió él y yo suspiré — ¿Están peleados? — me encogí de hombros.

— Hace dias que no hablo con él, pensé que vos ibas a saber algo — dije en respuesta — Voy a ver que onda, cualquier cosa me vuelvo.

Alejo me dijo el numero de habitación y me subí al ascensor para digirme al piso 3.

Llegué a la habitación 307 y abrí directamente la puerta. Agradecí mentalmente no haberme equivocado de habitación.

Mi novio estaba plenamente dormido. Sonreí al verlo, aunque no quisiera.

Al escuchar mis pasos, abrió los ojos y ví cómo fruncía el ceño.

— ¿Viniste? — exclamó con la voz ronca mientras intentaba abrir del todo sus ojos.

— No, estas imaginando todo — repliqué con sarcasmo y el sonrió de un lado.

— Acostate conmigo — me pidió y yo negué con la cabeza, su cara expresaba confusión — ¿Por qué?

No sabía si se estaba haciendo el boludo o realmente lo era. No podía simular que hacía 3 días que no me contestaba.

Se sentó en su cama, mientras que yo estaba sentada en la de su compañero de habitación. Levanto las cejas dandome la señal de que hable.

— ¿Mati, por qué no me contestas los mensajes? — pregunté y ví como el se empezó a comer las uñas — No te comas las uñas — saco la mano inmediatamente de su boca.

midnight rain - matias souléDonde viven las historias. Descúbrelo ahora