Capítulo 27

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Daniela

Llegué a casa antes de lo que suelo llegar siempre, tenía que preparar todo, ya me había encargado de comprar los boletos para salir a primera hora mañana.

-Llegué- anuncié e inmediatamente Ramón vino a mi encuentro seguido de mi pequeña hija -Hola hermosa, mamá está aquí- la cargué y ella hundió su carita en mi cuello -Ay, hola a ti también hermoso- ladraba de la felicidad por verme -¿Me extrañaste?-

-Chi- Paola llegó a mi lado.

-Señorita Calle, que alegre verla temprano, esta pequeña no se ha querido bañar hoy-

-¿Y eso? No tienes que hacerle berrinche a Pao, dime ¿Por qué no te quieres bañar?-

-Poque tengo fío- dijo haciendo puchero.

-¿Tienes frío? Pero si yo te veo sudando-

-Mami, poque etaba jugando con Pao, pelo yo tengo fío- me reí.

-Bueno, te lo voy a dejar pasar por hoy pero mañana no te salvas, además, vamos a viajar-

-¿Qué echo?- frunció su ceño.

-Vamos a ir a otro lugar, donde hay mucha agua y arena para hacer los castillos ¿Qué te parece?-

-Chí, yupi- celebró.

-Hay que preparar las maletas, así que Pao prepara la tuya por favor-

-Por supuesto ¿Mucha o poca?-

-Toda, nos vamos a vivir a Cartagena- ella me vio sorprendida -Desde allá voy a trabajar, ya resolví todo-

-Mami, allá voy a vech lach sinenas- había heredado mi gusto por las sirenas.

-No mi amor, las sirenas viven mucho mas lejos, pero si vamos a ver los peces ¿No es genial?-

-Chi- sus ojitos brillaban, lo bueno de esto es que iba a pasar la mayor parte del tiempo a su lado, había dejado encargado a Raúl, mi hombre de confianza aquí, aunque obviamente yo iba a supervisar todo desde allá.

-Vamos hay que preparar las maletas porque salimos a primera hora-

Preparamos las maletas, hace unos meses había comprado una casa cerca del mar también y que estaba justo al lado de donde antes vivía, iba a ser vecina de Poché, mi plan se tenía que adelantar, solo espero que todo salga bien y que esa mujer junto a su padre paguen por todo el daño que me hicieron.

Al día siguiente llegamos a Cartagena a eso de las nueve de la mañana, mi pequeña Anto venía muy dormida así que rápido nos subimos a un uber. Sentí muchas emociones al estar de nuevo aquí, eran solo dos años pero todo aquí me recordaba a mi familia y al daño que me hizo ella.

-Bienvenidas- dijo la señora que trabajaba aquí.

-Gracias- dije y entré, la casa era hermosa, era muy grande justo para que Anto juegue -Esta será tu habitación Pao-

-Muy bien, gracias señorita Calle- seguí y entré a la mía, mi hija dormiría conmigo hoy, hay que prepararle su habitación igual que la que tenia en Medellín para que no se sintiera incómoda. La acosté y me asomé al balcón que daba justo a la casa de Poché, suspiré fuerte pues era hermosa, definitivamente Poché tenía buen gusto, vi mas allá y se podía ver lo que supongo es la empresa.

-Pao voy a salir, te encargo a la niña-

-Sí señorita-

Salí y justo Sebas venía entrando.

-Perdón se me hizo un poco tarde- me dio un beso en los labios.

-No te preocupes, pero tenemos que irnos ya, espero que ella no haya ido-

Calle MelodyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora