Me había levantado temprano en la mañana para poder limpiar la casa a fondo, pese a que trabajé arduamente toda la semana limpiando casas. Quería causar buena impresión en Emily y Bill, y no fui el único nervioso, porque mamá había sacado la artillería pesada a nivel gastronómico, pues prepararía filet mignon con salsa de champiñones.
Como sabía que Emily querría conocer mi habitación, lo limpié también a fondo. Todo se veía impecable, el suelo de madera brillando, las alfombras desodorizadas, los sillones limpios y mullidos. La casa olía delicioso a limón, pues a mí me parecía el aroma de una casa limpia y fresca.
Luego de bañarme y vestirme, aunque no de forma muy elegante o exagerada –para evitar confusiones en mamá–, me sentí listo para recibir a las visitas. Mamá se había puesto un bonito vestido primaveral blanco, con bordados de pequeñas rosas. Llevaba su cabello suelto, pero con un semi recogido atrás que evitaba que mechones sueltos se le fueran al rostro. Y como odiaba los tacones altos, solo llevaba unas sandalias planas.
—Má —dije para llamar su atención mientras ella finalizaba el almuerzo—, te advierto algo muy importante.
—¿Qué cosa, bebito?
—Conozco muy bien tus gustos, y Bill tiene barba, es atractivo y muy viril. No quiero ser hermanastro de Emily, ¿de acuerdo?
Ella giró para verme con una ceja alzada.
—Yo no soy infiel, hijo, si salgo con Bob es porque me gusta Bob.
—Solo decía, por si las dudas —me reí al ver su rostro enfadado—. Siempre hablas de barbas y pues Bill tiene una abundante barba negra. No le hagas ojitos.
—¿Y por qué crees que a mí me gustará? Tal vez él caiga rendido ante tu adorable madre y me vea en la obligación de romperle el corazón —dijo con una risita.
—No es gracioso.
Soltó una carcajada y me dio una palmadita en el rostro para tranquilizarme, así que me senté a la mesa con un resoplido y comencé a revisar mi teléfono. Emily decía que estaban cerca, eso me puso bastante más nervioso por lo que intenté distraerme al acomodar la mesa. Mamá había decidido poner un bonito mantel que solo usábamos en ocasiones especiales, además de la mejor vajilla también para ocasiones especiales.
Ella puso un poco de música en el estéreo, un mix de rock de los ochenta, pues aunque los cuatro teníamos gustos musicales diferentes teníamos en común el gusto por el rock.
Antes de que el timbre sonara me di cuenta que habían llegado por el fuerte ruido del motor de la camioneta de Bill, pero para no parecer urgido opté por esperar a que tocasen el timbre. Solo así fue que abrí la puerta y le dediqué una sonrisa a Emily, que estaba con un bonito vestido negro con corset de esos góticos que usaba, con medias de red y sus largas botas negras. A su lado Bill estaba serio y con las manos en los bolsillos, pero el aroma de su colonia me demostró que también se lo estaba tomando en serio pese a su atuendo típico de leñador.
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Pequeños sorbos de té
RomanceÉl la conoció. La odió. Se volvió su amigo. La unió con su mejor amigo. La amó. Y se arrepintió de haberlos unido...