Recuerdo la primera vez que la vi, me pareció extraña y algo torpe, incluso algo estúpida. Jamás creí que mi mejor amigo se enamoraría de ella, jamás creí que se comprometerían y jamás creí que ella se convertiría en mi mejor amiga.
Pudo ser el karma, pudo ser alguna clase de maldición, pero ella se había vuelto parte de mí, una parte muy importante. Éramos como hermanos: inseparables, insoportables y envidiables.
Algunos creen en el destino pero yo no estoy entre ellos, de lo único que estoy seguro es que, por alguna extraña razón, me la crucé, la odié, me encariñé, nos amigamos, la odié de nuevo y luego la amé.
Y me odié por ello.
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Pequeños sorbos de té
RomanceÉl la conoció. La odió. Se volvió su amigo. La unió con su mejor amigo. La amó. Y se arrepintió de haberlos unido...
