Capítulo N° 15

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Para compensar la tardanza traigo otro capítulo más <3 pero les pido un favorcito, dejen comentarios dando su opinión que para mí eso es muy importante. Yo no tengo forma de saber si les está gustando o no si no me lo dicen.

 Yo no tengo forma de saber si les está gustando o no si no me lo dicen

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Disfrutaba mucho más de mi trabajo como empleado de limpieza, que todo ese tiempo que estuve lavando platos en ese restaurante de mala muerte. Cada vez conseguía más clientes, pues me recomendaban por mis excelentes resultados. Gracias a eso tenía suficiente dinero no solo para mis gastos diarios, sino también para ahorrar para mi cafetería.

Estaba algo agotado, pero me subí en la motocicleta y, luego de hacer algunas compras, regresé a casa para darme una ducha. La necesitaba con urgencia, me sentía pegajoso y sucio.

Mamá tenía guardia, así que no regresaría a casa, ya me lo había dicho. Como cenaría solo probablemente calentaría las sobras del mediodía, en vez de hacer alguna nueva preparación.

Me preparé un té y puse algo de música para estar tranquilo. Desde la boda de Luke comencé a sentirme extraño, más solo. No estaba seguro de por qué, tal vez porque vi a Becky, porque Chrissy era mucho más unida a Eric, o tal vez porque Emily estuvo ocupada y no pudimos vernos durante la semana.

Cuando finalicé de beber mi té sonó el timbre. Pensé que tal vez era Eric, nos veíamos poco pero era el único que venía sin avisar. Sin embargo me sorprendí al descubrir que no era él, pero sí quien compartía su misma sangre.

—¿Becky? ¿Qué haces aquí? —dije con sorpresa al verla allí en la puerta.

—Pensé… en pasar a saludar. Estuve con mi tía, y como estás al lado… creí…

Se encogió de hombros cuando comenzó a balbucear. Dejé ir un largo suspiro y me hice a un lado para dejarla pasar.

—¿Quieres un café?

Asintió de forma tímida y me siguió por detrás. Podía oír el sonido de sus tacones resonando en el suelo de madera. No quería prender la cafetera, así que calenté agua para poder hacerle un café instantáneo mientras la veía acomodarse en una silla. Se veía avergonzada, cohibida, pese a que nos conocíamos desde toda la vida.

Comenzó a preguntarme por mí, por el trabajo, la vida e incluso el amor. Respondí con honestidad: estaba contento con mi nuevo trabajo, mi vida estaba bien pero era algo solitaria, y el amor… No había nada allí, solo un vacío. Ella entonces comenzó a hablar de su estudio, los exámenes que aprobó y desaprobó. Me habló de sus padres, que estaban decepcionados de ella por salir con Ian, y me habló de él. Por supuesto que me habló de él.

Según sus palabras estaba cansada de sus peleas, de tener que sanar sus heridas todo el tiempo porque Ian molestaba a otras personas. Estaba cansada de sus llegadas tarde, sus excusas o de los momentos donde discutían. No especificó mucho al respecto, y las pocas veces que quise indagar cambió de tema.

Pequeños sorbos de téDonde viven las historias. Descúbrelo ahora