Capítulo Nº 10 | parte 2

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Luego de almorzar con mamá un delicioso pollo a la mostaza, fui a bañarme para poder estar bien limpito y bonito para mi cita con Emily

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Luego de almorzar con mamá un delicioso pollo a la mostaza, fui a bañarme para poder estar bien limpito y bonito para mi cita con Emily. Había conversado sobre ello con Christine, con Alex e incluso con Eric, y en esas conversaciones Chrissy parecía alegrarse por mí, me dio los mejores consejos y buenos ánimos; Alex me dijo que la pasara bien y acumulara experiencia pero que evitara enamorarme a la primera, y Eric me felicitó por ello y bromeó al respecto con una frase muy conocida: «Los que se pelean se aman», haciendo referencia a mis continuas peleas con Emily en el instituto.

Cuando salí de bañarme con la toalla envuelta en mi cintura, descubrí que Bob estaba ahí en la cocina bebiendo café con mamá. Mamá no estaba tomando té, ¡estaba tomando café! ¡CAFÉ! Y ella odia el café, así que me acerqué a ellos enseguida sin importarme estar con la toalla, saludé desde lejos y con respeto a Bob, vestido con ropa casual, y miré a mamá. Sus mejillas estaban encendidas y sus ojos parecían iluminados al ver a ese policía.

—Má, ¿quieres que te prepare un té? —le dije con seriedad y ella apenas si levantó la vista para verme.

—No, bebé, estoy bien. Ve a cambiarte, ¡no queda bien que pasees en toalla por la casa!

La miré fijo, se veía hermosa con su maquillaje y su cabello bien prolijo, con aquel vestido primaveral que le había regalado Chrissy y que la hacía lucir como una modelo. Sin embargo, no me gustaba eso, no me gustaba que tuviera que fingir amar el café, que tuviera que estar impecable para conquistar a Bob, o quizá para retenerlo. No había nada de malo en ella, mamá era perfecta tal cual era, ¿por qué debía hacer eso por un hombre que claramente no llegaba siquiera a los estándares?

—Como quieras...

Chasqueé la lengua con fastidio y me dirigí a mi habitación, pude oír parte de su conversación. Hablaban de los hijos, Bob de sus dos hijos adolescentes y mamá de mí, que era lo que parecían tener más en común entre sí.

Allí en mi habitación me cambié con la ropa que tenía preparada para mí, y como no estaba seguro de cómo iría vestida Emily –aunque claramente sería de negro– no supe muy bien qué ponerme. Le pedí consejo a mamá, pero ella estaba convencida de que debía ponerme un traje y... je, je, NO. Ella era una chica gótica, le gustaba el negro, lo metálico, las cosas oscuras como murciélagos, ¿cómo iba a ir de traje para parecer un idiota?

Decidí vestirme con un jean azul oscuro y una camiseta sencilla negra, sin mangas, que tenía el logo de Arctic Monkeys en el pecho, pero como tampoco quería verme tan informal, me puse unos zapatos negros que me había regalado mamá hacía tiempo y lo acompañé con la chaqueta de cuero primaveral. Eso, más mi cabello bien peinado y con una deliciosa colonia nueva, me hacía sentirme como el puto amo, el dios del universo y la sensualidad. Me quedé por un rato viéndome en el espejo porque quería asegurarme de estar presentable.

Si tenía que ser sincero, era mi primera cita...

Con Becky salíamos a pasear pero yo la conocía de muchos años antes, nunca había tenido una salida con una chica de esta forma, con alguien a quien conocer. Así que debía admitir que estaba bastante nervioso.

Pequeños sorbos de téDonde viven las historias. Descúbrelo ahora