—¡Mamá! ¿No viste mi pantalón?
Había revuelto todo mi ropero en busca de un jean en especial que no encontraba por ninguna parte, y por alguna razón presentía que ella lo había arrojado a la basura. Siempre se quejaba de que ese jean estaba roto. ¿Es que esta mujer no se daba cuenta que se usaba así, que así era la moda?
—¿Cuál de todos? —gritó desde la cocina.
—¡El que odias!
—Está en la lavadora, alégrate de que no lo haya arrojado a la basura todavía.
No se me iba a secar a tiempo y ese era mi pantalón favorito. ¿Por qué tenía que tocar todo esa mujer? Si estaba limpio, lo había usado un solo día. Terminé por resoplar y buscar algún reemplazo, no era como si tuviera mucha ropa para elegir, cuando tenía dinero solía comprarle cosas bonitas a mamá e incluso a Eric. Pocas veces gastaba en mí, y faltaba poco para que Alex pasara a buscarme ya que él no quería que fuera viajando hasta el departamento.
Había separado una camiseta sin mangas y un sweater negro para poder colocarme, junto a una chaqueta de jean con corderito dentro. Era lo más «bonito» y a la vez abrigado que yo tenía como para salir a un pub y, ya que no tenía mi adorado pantalón favorito, tuve que usar uno beige que me había regalado mamá las navidades pasadas y que no me gustaba del todo, pero que todo mundo decía que me sentaba bien.
Oí el timbre, supuse que se trataba de Alex que se había adelantado al horario especificado, así que cuando mamá gritó que me buscaban solo respondí que lo hiciera pasar mientras me cambiaba de ropa.
—Ey.
Giré realmente sorprendido cuando, en vez de Alex, oí la voz de Eric tras de mí. Traía unas latas de cerveza en la mano y me dedicaba una sonrisa.
—Como lo prometí, te fallé el anterior pero al fin tengo un fin de semana libre —dijo y luego miró la ropa en mi cama y a mí vistiéndome, para enseguida levantar una de sus cejas—. ¿Piensas salir?
—Sí, no creí que en verdad vendrías —admití con una sonrisa torcida.
—¿Saldrás con mi prima? No seas estúpido.
—No, con Chrissy y Alex —dije sin darle mucha importancia mientras me colocaba el pantalón beige—. ¿Quieres venir?
—«Chrissy», ¿eh? —dijo con sequedad.
Dejé ir un suspiro fastidiado y giré enseguida para verlo.
—¿Qué diablos te pasa, Eric? Sí, Chrissy, así le digo porque así le dicen sus amigos. Y sí, me estoy haciendo muy buen amigo de ella y su hermano, ¿cuál es tu problema?
—Mi problema es que se supone que yo soy tu amigo, no ellos.
—¿O sea que no tengo permitido tener más amigos? —escupí—. Yo no soy como tú, yo no tuve la suerte de hacer más amigos en mi vida porque siempre estuve en problemas y sabes perfectamente por qué. Una puta vez en la vida que hago nuevos amigos, ¿y te pones así?
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Pequeños sorbos de té
RomanceÉl la conoció. La odió. Se volvió su amigo. La unió con su mejor amigo. La amó. Y se arrepintió de haberlos unido...