Capitulo 7

1K 123 37
                                    

—¡Vamos apúrate!
—Ahh, no me jodas Tord. —Protesto el de cuencas, aún tirado en su cama.

Las cosas habían cambiado en unas tres semanas, era como si tal embarazo nunca hubiese existido y en su lugar tan solo seguirían en su ridícula rivalidad.

Bueno, tampoco fue tan olvidado.

—Son las cuatro de la mañana, ¿Que piensas que voy a conseguir a esta maldita hora? —Rebuzno el de azul con la cara pegada a la almohada.— Pídeselo a Matt o a Edd, yo quiero dormir...

—Ay, ya no chilles Tom, rápido, ve. —Levantando la pierna derecha, intentaba molestar a su rival, quien solo se mantenía en camiseta y boxers.— Tengo hambre y de paso si quieres te traes una hamburguesa unas papas, lo que sea.

El británico suspiro de forma pesada, ¿Por qué demonios dió la ventaja de saber que no habría rencores?

—Bien, pásame mis pantalones. —Tord fijo los mismos a la par de la cama del de cuencas, se lo tiró en la cabeza.— Y un abrigo y mi sudadera azul.

Volvió a tirarlos en su cabeza, Tom respondió agarrando las prendas para quitárselas de encima, con ojos hinchados por ser despertado repentinamente.

—¿Que dijiste que querías? —Con ojos chinos.— ¿Helado de huevo?
—Si, quiero algo saludable.

¿Que rayos?, para empezar, ¿Desde cuándo existía el helado de huevo y dónde se le ocurrió?, Aparte, ¿Saludable?

—Ay que asco. —Murmuro aún medio soñando.
—Callate y ya tráelo. —Tord estampó ciertas libras en la cara del británico.
—¡Ya, ya!, No te comportes así. —Bostezo irritado, aún sin poder abrir los ojos completamente.

Pudo notar como el noruego se estaba burlando, desgraciado... Se aprovechaba de su buena bondad.

La casa estaba a oscuras, no había algún signo de luz más que la linterna de su celular, de seguro tomaría el auto, estaba algo harto de ir a pie.

Busco las llaves del mismo entre los cajones de la cocina, preguntándose a si mismo donde su buen amigo Edd las había puesto.

Rebuzno entrenos.

Cuando finalmente encontró las dichosas llaves dió un leve susurro: "Estoy saliendooo." Y en cuanto el frío de la media noche lo golpeó, quiso volver a su caliente cama.

La sudadera y el abrigo no eran suficientes para el, su aliento se mostraba delante de él, el aire estaba algo pesado.

—Haber si se calla cuando consiga ese helado de huevo, ay Dios mío.

Rasco su cabeza, al fin despertando un poco, se adentro al auto que compartían los cuatro chicos y finalmente se dispuso a conducir.

Manejo entre las calles de Londres, buscando alguna tienda o supermercado abierto, ¿Dónde se hallaban esos supuestos veinticuatro horas al día abiertos?

Noto que en las calles no había mucho rastro de gente, máximo grupos de amigos que andaban ebrios, como los envidiaba.

Uno que otro vagabundo y ciertos gatos y perros corriendo.

Luego por fin diviso un supermercado abierto, aunque estaba algo vacío, bostezo mientras intentaba estacionar el vehículo.

Cuando finalmente salió guardo las llaves en el bolsillo central de su sudadera, notando que el cartelon del supermercado tenía de mascota una cabra con delantal verde, casualmente llevaba en una de sus manos una bolsa de papel con frutas y demás productos de esa índole.

Tomo un simple carrito al entrar y se dispuso a buscar en la zona de helados, titubeó al ver que habían adultos amargados con un carrito lleno de bebidas por doquier.

¡Toma La Responsabilidad!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora