Capitulo 30

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Y finalmente después de mucho tiempo, la pareja se vio regañada.

Tord llevaba una incomoda tos desde hace rato para disipar las cara roja que llevaba de vergüenza.

Mientras que Tom solo tenía los brazos detrás de su espalda, con ojos abiertos, ni si quiera llevaba mueca alguna.

—¿Y ahora a cual de los dos vamos a ir? —Thomas miraba preocupado las fechas indicadas que llevaba en la agenda de su celular.

Este mismo día o era ir al laboratorio o al hospital, se palmeo la cara sabiendo que pudieron haberlo hablado con alguno de los dos adultos encargados y posponer la cita.

Pero ALGUIEN, estuvo demasiado embobado y flojo para estirarte y conseguir su celular mientras llevaba a un noruego dormido en su pecho.

A veces se sentía que poquitas cosas habían cambiado, no eran tan amorosos pero tampoco tan distantes.

Y la verdad es que no se habían atrevido a darse otro beso.

Daba... algo de miedo...

O... no sabían cómo pedirlo...

O como hacerlo así como así...

¿Uno del otro se burlarían? Tan solo si lo pensaban sus rostros tomaban el tono rojo hasta las orejas, ¿Cómo demonios se habian confesado?

Bueno, Tom...

Por qué Tord no había dicho nada, pero dió la clara referencia a que era correspondido.

¿Cómo se podían dar cariño correctamente? Hasta el hecho de darse un abrazo titubeaban, claro, menos si era a la hora de dormir, dónde sorprendentemente el noruego tan solo lo estrechaba y ya.

Faltaba comunicación.

Pero en fin, volviendo al tema anterior, tan solo decidieron escoger el laboratorio, sabían que esa fémina de nacionalidad española los podía regañar...

Bueno, también el doctor, pero la doctora Ivette daba más miedo aún.

Y aparte de que Tom llevaba el pánico de presenciar que su futura hija, si, HIJA.

Sería una chica, los escenarios ficticios llenaban su mente cada vez, no sabía nada de chicas, ¿A poco tiene también que enseñarle a utilizar vestidos y maquillaje?

Titubeó incómodo, no se imaginaba portando un poco de esos productos... pero si era para su hija...

Cuando finalmente llegaron al edificio, sus caras se cayeron completamente, demostrando casi muecas graciosas.

¡¿Que hacían ambos de sus doctores en el mismo lugar?!

El británico de cuencas pudo ver el semblante molesto del doctor, incluso le sumo un ligero golpe en la cabeza, dónde Tom ya llevaba más de tiempo frotando aquella parte.

Nunca se había sentido tan regañado.

—¿Así que la humanidad por su hija? —El hombre canoso cruzó los brazos negando con la cabeza.
—No los molestes, Raúl. —La fémina adulta golpeó el hombro del varón con algo de gracia.— Después de todo trabajamos ahora juntos, ¿Quien lo diría?

—¿Trabajar juntos...? —Tord titubeó, alzando una de sus cejas.
—Oh, bueno. —La doctora científica aclaro su voz, luego señalando al hombre con uno de sus pulgares.— Les presento a mi "hermano de cuarto", en realidad no somos familiares ni nada, pero ambos cursamos la universidad aquí en Londres y nos graduamos, vivíamos como Roomates.

¡Toma La Responsabilidad!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora