♥️ Capítulo 12:La despedida de Leopoldo ♥️

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Los primeros días de marzo se presentaron en Sevilla con mucho frío, yo estaba en mi habitación,sentada en la cama ,con la piernas flexionadas, el torso tirado hacia delante, abrazando mis piernas, mi cabello largo cayendo por delante de ellas ,con la cabeza apoyada sobre mis rodillas, mirando hacia la ventana cerrada, y con las cortinas de algodón de llamativos colores corridas. Mis ojos contemplaban desde la cálida habitación el pintoresco paisaje que formaban la luna, en su fase de cuarto creciente y las estrellas, imaginaba a mis padres mirándome desde las alturas , me imaginaba a mí misma, visitando esa bóveda oscura para encontrarme con aquellos que me dieron la vida, fundiéndome en un abrazo y hablando con ellos.Los extrañaba.
Mientras seguía en esa posición, unas lágrimas cayeron sobre mi mejilla. Ya no estaba pensando en mis padres, en ese momento la guerra, y los deseos de Leopoldo, ocupaban mis pensamientos.
Recordé la conversación que habíamos tenido unas horas atrás :
" - Por favor entendeme. Siento que la patria me necesita, quiero pelear por ella.
-¿ Y yo no te necesito?"
Yo no podía dormir,no podía sacarme de la cabeza las palabras de mi hermano.
En voz baja, dije " yo te necesito más que la patria Leo.La patria tiene muchos hijos, pero tú eres mi único hermano. A la patria no le importa tu vida como a mí, la patria es una mujer egoísta y fría, soberbia, no le importa cuantos hijos tengan que morir por ella, no tiene sentimientos,no le importa si hoy mueren mil, mañana nacerán dos mil.
Pero para mí eres  único, yo no voy a tener otro hermano,para mí eres irremplazable, no quiero perderte hermano, no quiero".
Y mis lágrimas seguían cayendo,mojando mi rostro y mi camisón.
¿Cómo puede ser qué prefiera arriesgar su vida a vivirla junto a mí? ¿Cómo puede ser qué elija los gritos y llantos de sus compañeros moribundos a las risas mías y de sus amigos? ¿Cómo puede ser qué elija la fría soledad, enfrentarse de cara a la muerte, el dolor de la separación, a la cálida compañía de todos los qué lo amamos, de aquellos qué día a día, estamos a su lado para alentarlo , para escucharlo para compartir todo con él? No lo entiendo.¿Cómo puede ser?
Yo me sequé las lágrimas, salí de mi habitación y me dirigí a la habitación de mi hermano, nerviosa, presa de la ira , de la angustia,irrumpí en el cuarto de Leo.
Prendí la luz, Leopoldo dormía plácidamente, hasta que me escuchó gritar a mí.
-¡Desgraciado!¡Maldito desgraciado!¿Cómo puedes ser tan desagradecido?¿Cómo?
-Leopoldo miró el reloj eran las dos de la mañana, luego me miró disgustado.
-María, ¿qué te pasa?¿Sabes la hora qué es?
-¡Qué me importa la hora! ¿Y cómo qué me pasa?¿No sabes qué me pasa? Pasa que me di cuenta que yo no soy nada para ti, que no te importo, que te importan más los colores de nuestra bandera que yo. ¡Yo!
Que todas las mañanas me levanto para compartir el desayuno y despedirte cuando vas al trabajo.¡Yo! Que espero todas las tardes a que regreses para volverte a abrazar, para repetirte una vez más que, ¡te amo!¡ Yo !Que siento que si te vas la vida se me va contigo,yo que compro tu diario preferido todos los días para que al regresar del trabajo puedas leerlo.
¡Yo ! Tu hermana para quien tú eres irremplazable y no quiero que te pase nada ,por esta bendita tierra donde nacimos.¿Qué ha hecho ella por ti?Ella no te ama como te amo yo , para mí eres todo y para ella no eres nada.
-¡Por favor Leo, no vayas!¡Por favor!
Leopoldo seguía tranquilo sentado en la cama.
-María,por favor, estoy cansado, trabajé mucho, hoy ya es sábado, quiero dormir bastante, después hablamos.Cálmate , no ganas nada poniéndote así. Yo lo miré ,asentí con la cabeza y salí de la habitación dando un portazo.
Pasé por el baño , me miré al espejo , la última vez que vi esa cara de sufrimiento fue cuando murieron nuestros padres, me peiné, me até el cabello, y fui a mi habitación , intentaría dormir.
Cuando ya estaba en la cama , mi cabeza no dejaba de pensar , tardé en conciliar el sueño, pero lo logré y dormí hasta las 12 hs.
Me levanté y realicé mi rutina mañanera,y ya preparada para comenzar el día,fui hacia la cocina, ahí estaba Leopoldo, revolviendo el café, acompañado de tostadas con jamón y queso.
Cuando yo me acerqué levantó la vista,me
saludó y por su tono de voz, me di cuenta que estaba muy molesto por la escena que hice a la madrugada.
Era comprensible su enfado,a nadie le gusta que entren al dormitorio a los gritos cuando están durmiendo, pero también era comprensible mi actitud ante la situación que se estaba viviendo,no pude evitar reaccionar así, no pude controlarme.
-Leo ,te pido perdón, por todo lo que te dije, es que no puedo entender tu elección,y me tiene muy mal todo esto.No quise ser agresiva , solo que te quiero muchísimo y no quiero que te pase algo malo.
Leopoldo no decía nada, solo me miraba mientras tomaba su café, nunca me había escuchado hablar así ,me desconocía,era y no era yo,su dulce y sumisa hermana.
Hasta que después de unos pocos minutos se decidió a hablar.
-¿A qué le temes realmente María?¿A qué a mí me pase algo o a la soledad? ¿Es todo el amor qué sientes por mí lo qué te lleva a actuar y a hablar de esa forma o es tú egoísmo? ¿Temes por mí o por tu vida? ¿Piensas en mi vida o en la tuya?¿O en la vida de los dos? Eso es algo que aún no entiendo.
Terminó el café,dejó la taza vacía sobre la mesa, tomó un par de tostadas y las llevó a su habitación, terminaría de comer allí.No tenía ganas de hablar conmigo del mismo tema, desde su lugar,yo parecía una chiquilla malcriada que no entendía razones y ya era una mujer de 25 años, no debía comportarme así.
Alrededor de las 14 horas ,el grupo formado por Hermesinda, Manolo, Luís y Federico  se hizo presente en nuestra casa.
Todos nos reunimos con el objetivo de convencer a Leopoldo de que no vaya a combatir en la guerra contra Cuba.
Sabíamos que nos enfrentabamos a una tarea difícil, Leopoldo tenía una fuerte personalidad, y pensaba mucho antes de tomar una decisión, y cuando lo hacía no acostumbraba a cambiar de parecer.
Yo le avisé a Leo, que teníamos visitas; dejó el libro que estaba leyendo sobre su mesa de luz, se calzó las zapatillas de color negro con flechas rojas que combinaban perfectamente con el equipo deportivo que tenía puesto y salió de su habitación al encuentro con los recién llegados.
Estábamos todos sentados en la sala de estar, pero de un modo informal, habíamos colocado en el piso alfombrado, unos almohadones para sentarnos,lo hicimos formando un círculo, en el medio colocamos platos con diferentes bocados y tazas que contenían un riquísimo chocolate caliente con crema.
Leopoldo se integró al grupo.
-Hola chicos, que linda visita, me gusta mucho que vengan a casa, sobre todo Manolo y Hermesinda,que son a los que menos veo, ya que a Federico y a Luís,los veo en el trabajo.
Que tienen para contar.
- Que tiempos difíciles estamos viviendo con todo esto de la guerra, no estamos bien preparados,esto va a traer como consecuencia una gran crisis socioeconómica , pero bueno,que vamos a hacer , tampoco el gobierno puede permitir esta rebelión de los cubanos,ellos iniciaron todo por esas ideas de emancipación que poseen y su ambición de poder negociar en el mercado estadounidense.
- Sí Manolo tienes razón, pero a nadie le gusta ser colonia de otro país ,España los limita mucho y eso les impide alcanzar el desarrollo económico que desean.
Las mujeres tienen más suerte, a ellas no las convocan para servir a la patria. Sinceramente, en este momento me gustaría ser mujer.
-Luís eso se debe a que a  las mujeres nos consideran débiles e incapaces de empuñar un arma, pero podemos hacer lo mismo que los hombres, todo es cuestión de preparación .
A mí me gustaría pelear por mi país.
Todos me miraron anodados, nadie esperaba ese comentario por mi parte . Hermesinda frunció el ceño y pasados unos treinta segundos me preguntó:
-¿Desde cuándo piensas así María?, siempre te manifestaste en contra de las actividades bélicas.
Yo , confirmé lo que dijo Hermesinda, pero le recordé que las personas podemos cambiar.
La mirada que Leopoldo me dirigía era la de un perfecto incrédulo,me conocía, sabía que era una provocación de mi parte y no tardó en reaccionar.
- Estás loca . Solo a ti se te ocurre algo así.
Federico emite una risa irónica.
-Nosotros pensamos pagar hasta  la última peseta que establezca el gobierno para zafar de este problema y ella quiere ir a la guerra. ¡Una mujer muy valiente!
Debes estar bromeando sino como explicas tu oposición a la decisión de tu hermano.
- No soy como ustedes, Federico.
- ¿Nos estás llamando cobardes? Preguntó Manolo.
Pues tienes razón, somos unos cobardes.
Y yo también lo era, doy gracias a Dios por no haber nacido hombre ,solo dije esa mentira para saber la opinión de mi hermano.
Y cuando me dijo que estaba loca, ya me dijo todo, de existir las posibilidades de que vayan las mujeres él no lo permitiría.
-Y tú Leopoldo .¿Qué opinas de todo esto?
- Creo que ya lo deben saber, dudo que María no les haya contado, no hace más que hablar de eso, Luís.
Conozco muy bien a mi hermana.
-Pero queremos que nos cuentes tú .¿Qué piensas?
Me miró a mí por unos segundos y luego les respondió.
-Les cuento, me anoté como voluntario, pasé el exámen físico y el martes me embarco para Cuba.
- ¿Qué? ¿Y cuándo me lo pensabas decir?No sabía que ya habías sido aceptado. Soy tu hermana y no me dijiste nada.
Luís lo miró boquiabierto.
- Sí, no sabíamos nada.¿Por qué no lo dijiste antes?
- Porque los conozco a todos, y sé que me van a perseguir de día y de noche para convencerme de que no vaya, y mi paciencia tiene un límite, pasado ese límite, me voy a pelear con ustedes y quiero evitar eso.
Yo me puse de pie, comencé a caminar de un lado a otro de la sala en silencio, hasta que finalmente grité:
-¡Y tú me dices loca!¡Y tú qué eres!¿Acaso no estás tan loco cómo yo ? Hiciste todo a espaldas nuestra,te lo tenías todo guardado, ya tenías todo planificado, estabas esperando que llegue ese día para darnos la gran noticia.Ahora entiendo porque estabas tan raro,tan distante,te pasabas las horas encerrado en tu habitación, claro no sabías como decírmelo para que lo tome con calma.
¡Qué hipócrita eres!¿Cómo hiciste para tenerlo todo tan callado ?
- María, yo no soy un hipócrita, sabías muy bien, todos sabían, que me iba a anotar como voluntario,no les oculté nada,solo omití decirles el día en que me iba a presentar y que me habían aceptado.
Les pido perdón si actúe mal ,yo creí estar haciendo lo mejor para todos, quería evitar este tipo de situaciones y que los últimos días lo pasemos bien todos juntos.
Luís, se puso de pie, caminó unos metros, de espalda a nosotros, se apoyó contra una pared y comenzó a llorar.
Hermesinda,su hermana se dio cuenta de la situación, y fue hacia él para consolarlo, Yo me sumé a ellos dos,  y Luís y yo lloramos abrazados como dos niños.
-Basta ,por favor,dice Hermesinda,me van a hacer llorar a mí también.
Fede y Manolo,no lloraban pero sus rostros reflejaban el descontento que sentían.
Federico estaba como ausente,no hablaba , no se movía,no sonreía, parecía de piedra, y esa era la forma en que su cuerpo expresaba su malestar ante la situación.
Leopoldo sentado aún sobre el almohadón, miraba el piso y luego se cubrió la cara con sus manos y permaneció así mientras nos escuchaba .
- Te vamos a extrañar... hermano.
La voz de Manolo lo sacó de esa posición, y se puso de pie para responder.
- Y yo a ustedes Manolo.
-¿Tú nos vas a extrañar? ¿Y entonces por qué te vas? ¿Por qué nos haces esto?
- María yo no les hago nada,solo quiero luchar por la tierra donde nací.
- ¿Qué no nos haces nada?¿Tienes idea el dolor qué estamos sintiendo en este momento? No , no lo sabes y tampoco creo que te importe.
Yo caminé hacia él y le grité lo que sentía entonces.
-¡Te van a matar!¡Te van a matar, Leo! ¡Es un suicidio lo qué estás haciendo!
Cogí un cuadro donde estábamos los dos y lo arrojé al piso.
-¿Ves el cuadro?¿Ves los vidrios rotos desparramados por el piso? , pues así acabas de dejar mi corazón.
¡Te odio!¡Te odio!¡Te odio!Grité en medio de una crisis de nervios y comencé a arrojar al piso todo lo que encontré a mí alcance.
Lloré ,grité, golpeé el piso con mis zapatos (como si estuviera pisando huevos), me golpeé las piernas, quise atacar físicamente a Leopoldo pero Manolo logró impedirlo, me abrazó fuertemente, al mismo tiempo que acariciaba mi cabello y me pedía, de forma dulce y suave ,que me tranquilice, mi corazón  se había acelerado, y sentía que no podía respirar bien.
Leopoldo no respondió en ningún momento a mi reacción se encerró en su habitación y nos dejó solos.
Manolo me apartó de la sala y me llevó a mi habitación, me ayudó a acostarme en la cama, me sacó los zapatos, me acarició la cabeza, y se quedó a mí lado hasta que mi ritmo cardíaco se normalizó.
Luego se dirigió a la cocina para prepararme un té con limón .
Cuando Manolo ingresó con el té Hermesinda estaba conmigo,preocupada por todo lo que estaba pasando,me dio el té y se acercó a su mujer, le dijo que era mejor que no regresen a su casa, quería quedarse conmigo porque estaba muy nerviosa , muy angustiada y no quería dejarme sola, y le pidió a Hermesinda que se quede a mi lado mientras él iba a buscar unos tranquilizantes a su casa.
Manolo se despidió de nosotros y prometió regresar pronto. Hermesinda cumplió con el pedido de su esposo.
Luís y Federico salieron con Manolo de regreso a sus hogares.
La casa se quedó en silencio, los que quedamos en ella no teníamos ganas de hablar.La  tristeza y el dolor, se sentían en el aire , parecía un velorio ,y algo en común tienen, la despedida de alguien amado por todos.
En pocos días Leopoldo se iba a cumplir con una misión de la cual nadie sabía si iba a regresar.
Pasado unos días,el martes menos deseado llegó.Ese día Federico Luís y Manolo no fueron a trabajar para acompañarnos a Leopoldo y a mí en ese memorable día. Yo ayudé a Leopoldo a preparar su mochila .
Puse sobre su cuello , una cadena enchapada en oro con la imagen de la Virgen de los Reyes.
-Ella te va a proteger.
No te la saques nunca, tenela siempre contigo, y rezale todos los días.
También es una forma de que no me olvides.
Leo me sonrió.
-No te voy a olvidar nunca princesita, siempre estarás presente.
Y me abrazó con mucha fuerza.
El último café que íbamos a compartir, nos esperaba en la mesa ,junto a unos
deliciosos churros con baño de chocolate.
Hacia allá fuimos para pasar juntos los últimos momentos.
-Odio las despedidas, odio no saber si voy a volver a verte.
- Para lo último hay algo que se llama fe, no la pierdas nunca porque ella te va a ayudar en todo momento.
- Sabes que fe es lo que me sobra.
- Mejor así.
Y llegó la hora, nuestros amigos , nos fueron a buscar para ir todos al puerto de Cádiz, desde donde iba a salir el barco que lleve a Leo a Cuba.
Fuimos en dos automóviles: Manolo, Hermesinda, Leopoldo y yo en uno, y Federico y Luís en otro.
Cuando llegamos ya había una multitud de gente que se había hecho presente para despedir a esos hombres valientes, a esos héroes de la Madre Patria, que decidieron tomar las armas y ponerse a su servicio. Madres, padres, hermanos, sobrinos, amigos, esposas, novias, se habían congregado en el puerto para ver partir a ese grupo de hombres a quienes tanto amaban.
Leo y yo nos abrazamos y lloramos.
-¡Te amo! Por favor,volvé.
En cualquier momento danos la alegría de tu regreso.
Yo no quería soltarlo, pero los demás lo reclamaban porque tenían la mismas ganas de abrazarlo, besarlo y también decirle que lo amaban.
Leo nos agradeció todo el amor que le brindamos.
-Son personas extrañables y entrañables, personas difíciles de encontrar y que tuve la fortuna de conocer.Siempre voy a pensar en ustedes y eso me va a ayudar a mantenerme con vida, porque quiero volver a verlos, quiero volver a compartir todo con ustedes, quiero que todas las lágrimas que se derramaron se conviertan en sonrisas.
Leopoldo se fue alejando para abordar el barco que lo iba a separar de nosotros.Se llevó con él, la medalla que le di y una foto donde estamos todos juntos, en la casa que habían alquilado en Cádiz,cerca de la playa La Caleta, esa foto la guardó en un bolsillo cerca del corazón, porque ese es el lugar que ocupamos todos nosotros.
-¡No, Leopoldo! ¡Leopoldo! grité yo con la voz entrecortada por el llanto y extendiendo mis brazos en dirección a mi hermano.
Desde el barco Leopoldo saludó y arrojó besos.
-¡Volveré!¡Volveré!¡Tengan fe!
La gente despidió a sus héroes entre gritos y llanto. El barco cada vez se alejaba más, hasta que llegó un momento en que se perdió en el inmenso mar . Allá iban los valientes hijos de España, dispuestos a dar la vida por ella.
Yo en compañía de mis preciados amigos regresé a mi casa.Esta vez todos se quedaron a dormir allí,ninguno quiso dejarme sola, era un momento muy difícil,si era difícil para ellos, más para mí.
Leopoldo era mi único hermano, después que nuestros padres murieron nuestra relación se hizo más fuerte, y luego pasó eso.
La suerte los había acompañado ninguno de los cuatro nombres había salido en el sorteo, no fue necesario que paguen la suma monetaria establecida por el gobierno para evitar formar parte del grupo de soldados que irían a la guerra.
Pero Leopoldo marcó la diferencia al elegir anotarse como voluntario. Fue una decisión que nos costó aceptar.
Pero debíamos respetarla .
Manolo quiso cortar con el ambiente tan triste que había.
-Chicos ,la vida continúa,no murió nadie. Así que cambiemos las caras tristes, tengo fama de buen cocinero, les voy a preparar una rica comida.
Hermesinda mi amor, porque no vas a poner algo de música.Hay que cortar con este clima de velorio.
-Como tú quieras tesoro.
María, ¿qué te gustaría escuchar?
- Música instrumental, pero por favor que no sea la marcha fúnebre, ya tuve bastantes cosas tristes en estos días.
-¿Qué te parece la marcha nupcial?
-¿Es una indirecta?
Con esto si cambiaron las caras, todos comenzaron a reír .
-No ,no es una indirecta ,solo que me gusta.
-Mejor poné otra cosa , Hermesinda. Poné a Mozart, su música me calma.
- Amamos a Mozart en casa, buena elección amiga.
Hermesinda se fue acercando a la cocina dando giros como si bailara danza clásica.
Luís se ríe.
-Hermanita lo tuyo no es la danza clásica mejor sigue con el flamenco,eso sí lo bailas muy bien .
Cuantas emociones compartidas en ese día , hemos reído y  llorado, despedimos a nuestro querido hermano y amigo, hemos gritado y ahora ya más tranquilos estábamos ahí escuchando la sinfonía de Mozart, y esperando la comida.
-Y así es la vida, agrega Manolo. Hoy lloramos porque nos tocó despedirlo , pero tengo la corazonada, que algún día, vamos a llorar por la emoción de encontrarlo.

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