CAPÍTULO XXXIV

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Habían conversado todo el trayecto, Jiho le agradeció por dejar que se quedara en el departamento con ellos y Eunwoo, le contó también acerca de la orden de alejamiento, podía ser algo exagerado como le había gritado Thomas por teléfono para después colgar, pero se sentía cansado de lidiar con el comportamiento pasivo – agresivo de su ex pareja. Al parecer la familia del modelo le había hecho llegar la noticia ya que Thomas no estaba en ese momento en Nueva York. Jungkook no le envidiaba nada a Jiho ese problema, él había tenido su cuota de omegas obsesivos cuando estaba en el segundo año de universidad, había terminado en “buenos términos” con su compañero de clases, pero Erik había seguido tras de él y también había arremetido contra Jin, quien en ese tiempo salía con un alfa escuálido llamado Benjamin. La obsesión había durado hasta que Erik encontró a su esposo y entonces Jungkook dejó de existir, con el tiempo también Jin cortó su relación con Ben ya que se había mudado a San Francisco. Sí, él había estado en esa silla y sabía por lo que Jiho estaba pasando. Le dijo al beta que podía quedarse el tiempo que ellos quisieran y si necesitaba ayuda no dudara en decírselo a lo que el abogado nuevamente le agradeció.
Estaban en la zona de espera cuando el delicado aroma de jazmines de su madre lo golpeó de frente y venía acompañado con el fresco aroma de limones de su suegra, cuando volteó hacia la barandilla vió a la elegante y delgada mujer que lo trajo al mundo, enfundada en un precioso vestido Chanel de corte clásico en tono marfil  que destacaba con unos pendientes de perlas y lucía la más radiante sonrisa abriendo sus brazos para acogerlo, el 1.60 de su madre no fue reto para su 1.93 de estatura, cargó fácilmente a su mamá y estampó un beso en su mejilla, la había visto en la navidad anterior y la extrañó demasiado. La madre de Jin venía un poco rezagada con el teléfono en la mano, asegurando a su esposo que habían llegado perfectamente bien y Jungkook estaba ahí para recorgerlas. La preciosa omega tenía todo el porte de una ex reina de belleza coreana, lucía un terno Carolina Herrera negro y una blusa de seda a juego con los pendientes de safiro que llevaba, definitivamente Jin había heredado la hermosura de su madre, pero el aire aristocrático venía de la línea noble de su padre, quien había sido uno de los más cotizados abogados en Corea. Cuando su suegra cerró la llamada se acercó a abrazarlo, había crecido junto a su hijo y para ella era desde hace mucho, parte de la familia Kim.
–Mi querido y lindo Kookie –dijo Sena abrazando al gran alfa pareja de su Jinnie, prácticamente tenía que doblarse para encajar en sus brazos, pero la sonrisa que Jungkook tenía en su rostro competía con la de Hyun-Ki, Kook podía ser muy grande, fuerte, maduro e iba a ser papá dentro de poco, pero su rostro a veces todavía lucía como el de aquel tierno niño que se escabullía junto a su hijo para sobornar con palabras dulces a la ama de llaves para que les sirviera más helado. Jungkook tenía el imponente porte de su padre, pero la dulzura y belleza fresca de su madre. Jiho también saludó con cariño a las dos mujeres y tras recoger el equipaje se marcharon hacía el penthouse.
Durante el trayecto a casa las dos omegas les contaron el alboroto que había sido aterrizar de emergencia en Barcelona, había una tormenta que les impidió seguir el vuelo directo y perdieron horas valiosas, después de todo sus esposos aterrizarían el viernes por la mañana, no iban a perderse la hermosa sorpresa que Kook había preparado.
–¿Cariño, nos puedes dar un adelanto? Porque en verdad estoy de los nervios, he hecho una apuesta con tu padre acerca del bebé –dijo su madre, pues ellos también estaban a la expectativa de saber el sexo de su nieto.
–No mamá y antes de que me hagas un puchero te voy a decir que no puedo decirlo porque tú  y Sena no saben guardar un secreto. Si se los digo, al despertar Jin ya lo sabrá y mi sorpresa estará arruinada. Quiero que lleven a Jin, Hoseok y Jimin al spa y pasen todo el día consintiéndose para que se vean aún más hermosos todos –le dijo a su madre que hizo un puchero y bufó. –Yo pagaré por todo– añadió logrando sacar una sonrisa de su mamá. Jiho y Sena sonrieron divertidos, esta era la dinámica de la cómplice relación madre e hijo que Kook y Hyun-Ki habían construido. No había nada más que amor incondicional de la mujer hacia Jungkook, después de un embarazo fallido antes de que Jungkook llegara, Hyun-Ki había estado devastada y su esposo había volcado todo su amor y cuidado para que ella pudiese salir de la depresión. Fue después de un viaje a El Cairo que su mejor amiga le había llamado para decirle que estaba nuevamente embarazada y aunque temía perder a este bebé, no se enfocaría en el miedo sino en la felicidad que le producía saber que un niño estaba en su vientre. Jeon Minjun había acomodado a su mujer casi sobre algodones, cuidándola y mimándola durante el embarazo, tras 9 meses y después de 29 horas de labor de parto, llegó al mundo su bebé arco iris. Jeon Jungkook.
Para Sena las complicaciones se había dado al momento de tener a Jin, el parto se había complicado a tal punto que había sido sometida a una cesárea de emergencia pues Seokjin estaba sufriendo en el útero de su madre y su frecuencia cardíaca prenatal había caído en un par de ocasiones. Cuando su madre había despertado tras la intervención quirúrgica, había encontrado la termo cuna a su lado y dentro estaba el bebé más hermoso que ella había visto en toda su vida. Ella sabía que era una omega hermosa que había conquistado el corazón de uno de los alfas más atractivos en su país, pero Jin? SeokJin era un sueño, parecía un ángel y cuando levantó la mirada su esposo,  le aseguró que el bebé era igual de hermoso y único que ella. Kim SeokJin había atrapado el corazón de sus dos padres con su primer aliento.
Llegaron al departamento y tras una taza de té, se dieron las buenas noches y se retiraron cada uno a su habitación. Al entrar al dormitorio Jin se había desplazado ocupando el solo toda la cama, sonrió al recordar que su hermoso omega hacia eso siempre, cuando sus padres habían construido la casa en el árbol que estaba en el límite de sus casas en Corea, Jin solía trepar junto a Jungkook para jugar los dos ahí,  recordaba a su Jin de 4 años, las mejillas regordetas cuando sonreía mientras hacían pasteles de barro y como esa suave voz le decía “Kookie tu serás mi esposo”.

Holiiii este capítulo debía subirlo ayer, pero como dije tengo un hijo enfermo ahora. Posiblemente hoy suba el capítulo XXXV. Gracias por el apoyo a quienes leen esta historia y también por sus votos. Un hermoso FDS💜


NO TODO SE QUEDA EN LAS VEGAS [KOOKJIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora