28. Una cita imprevista

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24, Enero de 2023














—Vivi hizo un gran trabajo con su exposición — comento.

—Mira esa — Osvaldo señala una de las pinturas.

Me acerco y leo el nombre.

—Los amantes.

Me giró para mirar al chico y este me observa con una sonrisa.

—Para mi está pintura es nuestra — menciona el chico de lentes mientras se acerca a mi abrazándome por detrás.

Después de mantener todo en secreto, habíamos concordado en tener nuestra primera cita, pero debía ser en un lugar donde no hubiera tanta gente y si sucedía algo podíamos sacar una excusa de que habíamos venido a una exposición.

—¿No te parece raro que hayamos venido con casi el mismo tipo de ropa? — cuestiono.

Osvaldo me gira suavemente quedando frente a él sin despegar su agarre de mi.

—Ya hacemos cosas de parejas — musita con una sonrisa.

—Es la primera cita, veamos si ya no quieres tener más peleas conmigo.

Él me suelta y se cruza de brazos.

—Dijimos que ya no tocariamos ese tema, sabes que me pongo sensible.

—Eres un dramático — aclaró.

Tomó su mano y caminamos hacia las otras pinturas.

—¿Vamos a comer después? — pregunta el castaño.

—Si, sería divertido.

—¿Sabes que también estaría divertido? — cuestiona el chico.

Me volteo a verlo esperando que complete la frase.

—Que me des un beso.

Sonrió y muevo mi mirada hacia otro lado.

—No doy besos en la primera cita — informo dándome vuelta.

—Ya me besaste dos veces antes y no fueron citas — explica el de lentes.

—Uno, estaba ebria y dos, fue después de una confesión de amor.

Me giró y Osvaldo está de brazos cruzados con un leve puchero.

—¿De verdad no me vas a dar un beso? — niego ante su pregunta — ¿Ni uno chiquito?

—Ni uno chiquito — repito.

El de lentes gira su mirada.

De verdad era un dramático.

Me acerco a él y miro a nuestro alrededor a ver si alguien nos está observando, pero no es así.

Tomó su cara entre mis manos y le doy un beso que no pasa de los cinco segundos.

Nos separamos y está vez él sonríe.

—Otra vez — pide y niego.

—Sigamos viendo las pinturas.

Lo arrastró de la mano y nos dirigimos a otro pasillo.

Paró en seco cuando notó a las personas que están frente a nosotros.

Pongo nuestras manos entrelazadas atrás de mi espalda al ver cómo Ama nota nuestra presencia.

—¡Chicos! — grita la castaña.

Se da cuenta como ha elevado la voz que solo ríe.

Osvaldo y yo soltamos nuestras manos, finjo acomodar mi chaqueta mientras que él se rasca la nuca.

Our Secret  ||  El Mariana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora