Capítulo 43

34 3 3
                                    

Ana

Tocaba mi panza incesantemente, no lo hacía con ternura, sino, como quien toca algo en busca de respuestas.

El demonio que me tenía encerrada me había dejado en completo shock. No paraba de repetir en mi cabeza una y otra vez nuestra conversación.

¿Que es lo que realmente quiere de mí?

No tenía ni idea, pero sí era cierto lo de mi embarazo, tenía que buscar la forma de salir de aquí lo antes posible. No tenía tiempo de romantizar mi situación o sentarme a tejer mantitas para el bebé.

Tenía que salir de aquí.

Repase una vez más nuestra charla.

"-Nena, pudiste haber escapado desde hace mucho, pudiste, de hecho, hacerle saber a tu esposo o a Samael que estabas aquí, desde hace mucho."

"-Tú en serio no sabes quién es tu padre, ¿no?"

"-Chica, eres hija del Arcángel Miguel, el guerrero y mano derecha del mismísimo creador, ¿qué te hace pensar que un simple desterrado como yo puede detenerte? ¿Acaso no sabes todo lo que hay en ti de él?"

Me levanté de la cama de repente.

¿Como rayos podía darles una señal de donde estaba?

Mi cabeza estaba a punto de explotar y para nada mejoraba el hecho de imaginarme como estaban ahora mismo mi esposo, mi padre e incluso, Samael.

Bajé a la planta baja en busca de nuevos aires, cuando me encontré a la mujer que ahora vivía conmigo. Me sonrió con amabilidad, hice lo mismo.

Que ella estuviera aquí me hacía mantener un poco más la calma. Tenía una igual, de entre tantos demonios a nuestro alrededor.

-Señora, ¿necesita algo? -negué. Al parecer era imposible para ella llamarme por mi nombre. Me senté en el sofá e hice que se sentara a mi lado.

-¿Por qué estás aquí, Letty? -pregunté sin anestesia. Mi cuidadora suspiró y sonrió un poco.

-Porque amo a mi hija, porque la amo mucho más que a mí -la miré confundida. Tomó mi mano, todo su cuerpo ahora estaba en mi dirección.

-Tu quizá aún no lo sepas, quizá, aún no te haces la idea y es entendible, aún no lo ves, ni escuchas su corazón latir, pero una vez aceptas que algo se está formando dentro de ti, que llevas en ti algo tan pequeño y frágil, todo en tu entorno deja de importar tanto como antes -la miré-. Es como si el propósito de tu vida ahora fuera otro, mantener con vida, saludable y feliz, a alguien que ni siquiera conoces -sonrió.

Diez años antes

Letty

-Si no encontramos un donante en unos tres meses, me temo que su corazón no lo soportará mucho más -las palabras salieron de la boca de la doctora con suavidad, pero ahora, yo no respiraba.

-Pero... -mi corazón ahora estaba a punto de salir por mi boca. Supongo que ahora yo quería intercambiar órganos con mi hija-. Dijo que teníamos tiempo...

-Lo sé, pero los últimos exámenes mostraron que su corazón está cada vez más débil, su enfermedad va avanzando más rápido de lo que esperábamos -lágrimas ya rodaban por mis mejillas.

¿Cómo una simple empleada doméstica y un humilde mecánico podrían encontrar un corazón compatible con el de su hija en menos de tres meses? Acaso, ¿Perdería a mi única hija?

Mi esposo me tomó de la mano dándome apoyo, pero él temblaba igual o más que yo. Él, estaba pensando lo mismo que yo.


La mujer de la Parca (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora