6. Si no estas tu no se siente como en casa

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William estaba en el pequeño comedor de su casa, junto a su hermano menor, Nolan.

Nolan tan solo tenía 13 años, pero era un chico muy listo para su edad. Le encantaba la historia y la literatura, sus notan académicas siempre eran excelentes y era un gran orgullo para su madre.

Se encontraban jugando al ajedrez, juego que ambos jugaban juntos desde que eran pequeños ya que su padre lo había conseguido en una pequeña tienda que solía estar a tan sólo dos casas de la de ellos. Desde entonces no han parado de jugarlo.

—Debe ser genial vivir en el castillo, ¿no es así? —inquirió Nolan moviendo uno de sus peones a d4.

—Oh, si. De hecho si lo es —sonrió William.

—Vamos, ¿cómo lo dices tan relajado? ¡Eres mejor amigo del príncipe! —dijo con entusiasmo—. ¿Sabes lo genial que es eso?

—Claro que si, Nolan. Es que supongo que ya me acostumbré. Suelo verlo como algo normal, hasta que luego lo pienso y digo "wow". Así que si... es algo totalmente genial.

—Y dime, ¿cómo es convivir con los reyes? ¿Y con el príncipe? ¿Cómo es el castillo por dentro? debe ser enorme. ¿Y tu habitación? ¿Y la del príncipe? ¿Haz entrado? ¿Cuántos baños tiene? ¿Qué tan grande es el jardín?

Le causaba algo de risa y a la vez nostalgia el hecho de que la última vez que había charlado sobre su vida en el castillo con Nolan había sido hace años, cuando este era muy pequeño, y por lo tanto no se acordaba. Así que debía aclararle todas sus dudas ahora que lo tenía en frente después de tanto tiempo.

—Okay, okay. Cálmate un poco —dijo William en risas—. Son muchas preguntas. Vamos de a poco —movió su caballo a b5–. Bueno, no veo muchos a los reyes, ya sabes, siempre están ocupados. Pero me tratan muy bien.

—¿Y con el príncipe? Siempre veo sus fotografías juntos en los diarios. Se que son muy unidos, bueno, todos lo saben... —pensó por un momento—. Realmente es muy loco pensándolo bien. Pero amo tener un hermano que viva con la realeza. Eres bastante popular en el pueblo, ¿lo sabes? —sonrió a la misma vez que movía su alfil—. Algún día me gustaría poder ver cómo es el castillo por dentro.

—Prometo algún día llevarte —dijo decidido, observando cómo los ojos azules de su hermano se iluminaban.

—¡¿En serio lo dices?!

—En serio. No puedo prometerte que sea pronto, tendría que hablar con el rey y la reina. Pero prometo algún día llevarte conmigo —sonrió. Los ojos de Nolan estaban iluminados con un gran entusiasmo. Era un niño muy hermoso. De hecho era bastante parecido a William, excepto por esas pecas que el pequeño traía esparcidas por su rostro.

William movió su torre a e2 y eso fue todo lo que necesitó el pequeño para triunfar.

—¡Jaque mate! —gritó eufórico—. Vaya Will, haz estado jugando bastante mal. Deberías practicar más.

—Lo se, lo se. Es que no tengo mucho tiempo. Bueno, de hecho no tengo con quien jugar.

—¿Como? Puedes llevarte este tablero si no tienes como jugar —ofreció el pequeño con una sonrisa.

—Oh, no. No te preocupes Nolan. He visto uno en la biblioteca del castillo. Es solo que no tengo con quién jugarlo.

—¿El príncipe no juega contigo? —preguntó bastante curioso—. ¿Y Niall?

—He tratado de explicarle al príncipe un millón de veces pero en ninguna comprendió —rió—. Es un poco torpe. Y en cuanto a Niall... ya sabes, es Niall.

Mi Dulce AmadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora