Mi Dulce Amado

10. Flores de bienvenida

Edward desayunaba junto a sus padres. Estos hablaban sobre la familia Ortiz, no prestaba atención a lo que decían, su mente solo estaba concentrada en que hoy era el día en el que William llegaba al palacio.

Había recibido la carta de William hace dos días, la había leído y le había respondido.
Este le respondió de regreso ayer diciendo que hoy sábado regresaba al palacio.

—Ed, hijo, ¿irás a comprarle un obsequio de bienvenida a la princesa Jazmine? —dijo su madre sacándolo de sus pensamientos.

—¿Que? —respondió confundido.

—¿Acaso no estás escuchando lo que te estamos diciendo? —habló su padre molesto.

—Lo siento, no escuché bien lo que decían.

—Jesús, dónde tienes la cabeza —regañó el rey—. Te estábamos recordando que hoy vendrá a palacio de visita la familia Ortiz.

—Vendrán a la hora del té y se quedarán hasta la cena —informó su madre.

—Hoy llegará Will al palacio de la visita al pueblo —dijo en una sutil forma de queja.

—Es cierto, ya se extrañaban esos ojos por los corredores —comentó la reina con una sonrisa.

—Volviendo a lo importante, haz lo que dijo tu madre y ve a comprarle un obsequio a la princesa —interrumpió Gabriel.

—Sí padre, lo haré.

—¿Sabes a qué hora llega William? —preguntó el rey.

—Llega al medio día —respondió—. ¿Por qué preguntas, padre?

—Preguntaba para darle la bienvenida, pero a esa hora tengo una reunión en el comité, lo saludaré luego —comentó.

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Mientras caminaba por la florería con tres guardias detrás de él, pensaba en que le gustaría comprar algo para William. No sabía qué, así que solo se limitó a hacer un gran ramo de flores que le obsequiaría luego a Jazmine. Al salir de la florería ya habían varias personas apuntándolo con sus cámaras y gritando en forma de saludo, los guardias lo escabulleron rápidamente hacia el carruaje.

—Conduzcan hacia el palacio —ordenó.

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Llegó a su habitación y tomó el ramo que había comprado. Lo observó detenidamente y quitó los cinco girasoles que había entre tantas flores del gran ramo. Con esos girasoles armó otro más pequeño que sería para William. Dudó si se lo daría o no, sabía que era raro querer regalarle flores a un chico, pero quería recibirlo con algún presente.

Con cuidado de no estropear ninguna flor dejó el ramo para Jazmine en su escritorio y el ramo de girasoles sobre su cama.

Se sobresaltó cuando sintió golpes en su puerta, al girarse James se había adentrado a la habitación.

—Alteza, su padre quiere que llene este formulario ya mismo.

—Luego lo llenaré, estoy ocupado —dijo esperando que éste se fuera.

—Dijo que tiene que ser ya, antes de que parta al comité.

Enfadado se pasó el rato llenando el formulario. Luego de un rato se dio cuenta que había pasado media hora.

Cuando al fin lo termino, fue rápidamente a dejárselo en la oficina.

—Bien hecho Edward, justo a tiempo antes de que me vaya.