Desperté abruptamente al sentir la vibración del celular en mi torso. Quise dormir de nuevo pero era tan potente que no pude. Tanteé en la cama hasta encontrarlo, sin confiar en mi nublada vista ya que apenas era de mañana y no había mucha luz.
Contesté como pude, mis dedos temblaban por el frío.
—¿Sí?
—¡¿Estás bien?! — la chillona voz de mi madre retumbó en mis oídos, haciéndome separar el teléfono de la oreja, aturdida.
—¿Por qué...? — entonces, lo recordé. Se suponía que solo había ido a la casa a cambiarme, y me había quedado dormida. Bajé la mirada para observar mis dedos jugueteando con la tela de la ropa que tenía puesta. — Sí, lo siento. Pasó algo, pero estoy bien, dormí aquí en la casa. No te preocupes, voy para allá.
—¿Segura?
—Sí, voy para allá. — hubo silencio entre nosotras, en el cual pude darme la oportunidad de ponerme en su lugar por un momento. ¿Si yo tuviera una hija y me hiciera eso, me habría asustado igual o peor? ¿Sería tan comprensiva? Mi corazón se oprimió de la culpa. — De verdad, perdón por asustarte. — y colgué suspirando.
Una parte de mí quería volver a dormir. Esconderme bajo la cálida colcha de mis padres, esconderme del mundo para que no pudiera seguir tomándome por sorpresa. Pero mi hermana era la prioridad ahora.
Bueno, Leo me hizo el favor de desvestirme. Le agradezco, supongo.
Continué con mi tarea de buscar ropa que me quedara en mi cómoda. El silencio era bastante horrible, me sentía vigilada, más que antes. Encontré el conjunto perfecto, nuevamente me golpeó un ataque de nostalgia porque antes me quedaba tan grande que solo lo usaba para dormir y ahora me quedaba justo.
Mientras me cambiaba, me di cuenta de que la marca que tenía en el hombro había desaparecido, dejando mi piel como normalmente era. Obviamente él me había marcado y yo ni siquiera sospeché de esa posibilidad, qué estúpida.
Dejando de lado mi ropa o la marca en mi piel, hice un resumen de lo que había sucedido hasta ahora: un hombre murió por mi culpa (otra vez), mi hermana estaba muy enferma en el hospital, por lo que tuve que volver, y él me había encontrado de nuevo.
Qué gran día fue el de ayer, nótense el sarcasmo. Obviamente fue pésimo.
No sé qué procede en este caso, nunca pensé en la posibilidad de que pudiera volver a verlo. Supongo que tendré que esperar a que vuelva...
Pero estando así de enojado, quien sabe qué me vaya a hacer. Ya me da miedo.
Repito, mi prioridad principal es mi hermana. A la mierda con él.
Tomé una botella de agua, unas galletas saladas y me fui, siguiendo la misma ruta que el día de ayer. Me tomó casi quince minutos llegar al hospital y ver a mi madre vigilando desde adentro, por las puertas hechas de cristal que se abrían automáticamente.
—Perdón... — le dije mientras la abrazaba.
—No pasa nada. — respondió.
—¿Ha habido noticias? — pregunté separándome, metiendo los dedos en la abertura de los bolsillos del pantalón.
—Sí, dijeron que ya está mejor. En la tarde le dan el alta.
—Me alegro. ¿Puedo entrar a verla?
—Por supuesto. Es la habitación 206.
Me despedí de ella, diciéndole que volvía después. Los pasillos eran exactamente iguales, un laberinto, si los laberintos tuvieran olor a desinfectante. Solo me guiaba por el número de las habitaciones. Iban y venían doctores y enfermeras sumidos en sus propias vidas, recordándome que debía volver a mi trabajo en cuanto mi hermana estuviera sana nuevamente.
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✓ DON'T BLAME ME, leo san juan.
Fanfiction༉ ︵͡ ⁺ 💭 .𖥔 ݁ ˖ 𝖉𝖔𝖓'𝖙 𝖇𝖑𝖆𝖒𝖊 𝖒𝖊 ✦ ،، necesitaba dinero. necesitaba mantener a su familia, a pesar de que ella, la hija mayor de aquel matrimonio, no fuera la más apta para proveerles alimento. desesperada, toma una decisión que...