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Leo (Charro Negro)

De alguna manera, comer hace que te distraigas de tus problemas.

Porque comer es alimentarse, ¿no? ¿Por qué la comida no puede servir para nada más que eso? ¿Por qué no puede hacerte un bien emocional? Comer es vida, y por consiguiente, un bien para el cuerpo humano. Comer es bueno, comer es una forma de vida.

¿Por qué terminé pensando en esto?

Me he sentido muy afectado por lo que ha sucedido estos días, con ____. A veces solamente ponía de excusa querer tener sexo para poder verla. Ver como estaba, si necesitaba algo, y para cogerla, ya que estaba de pasada. Pero el costo de esas visitas era mucho más alto de lo que podría llegar a pensar.

Su alma (y ella en sí) ha sido la mejor cosa que ha sido mía, eso es seguro. Pero aquello hasta a mí me está dejando secuelas.

¿Por qué tuvo que ser así, demonios?

La odiaba. La odiaba demasiado. Porque no se hacía responsable del huracán que había provocado en mí, todavía se hacía la muy digna. Me importa un bledo que no lo sepa, aún así la odio, con extremas ganas de ahorcarla hasta que muera cada que la veo.

Cuando la carga sobre mis hombros empezó a sentirse más ligera, cuando empezaba a sentirme un poco más feliz, ella vino a confundirme y a hacerme sentir una sensación de enferma inquietud cada que me cuestionaba el tema por doceava vez en el día. ¿No podría simplemente matarle?

Debería llevarme su alma y ya, y quedarme con el recuerdo de lo que fue en los años que me quedaban antes de tener que buscar un sucesor.

Pero la verdad es que esto se está poniendo bueno. Interesante. Supongo que tengo curiosidad.

Observé las venas oscuras de mi brazo ligeramente remarcadas, y luego mi mano. Sigo pensando en ella, en todas las ocasiones en que medimos nuestras manos distraídamente. Por naturaleza la mía era más grande, mientras que la suya tenía el tamaño de la de una niña pequeña, era adorable.

Su boquita y su lengua también eran pequeñas... poniéndolas en comparación con mi pene, claro.

¿Por qué pienso en esto antes de comer?

—Esto es lo que me pasa por darle tantas vueltas al asunto... — murmuré. Luego me enderecé para luego gritar furiosamente. — ¡¿Josefa?!

Josefa era una anciana que hizo un trato conmigo hace casi medio siglo, cuando ella estaba en su juventud. Como se imaginarán, a modo de castigo por haber caído en mis redes, decidí dejarla vivir, pero como mi sirvienta.

Era tan vieja que empezaba a complicársele acudir rápido a mis llamados, pero ese no era mi problema.

—¿Qué sucede, patrón? — preguntó al llegar, acalorada.

—¿Ya está la comida? — cuestioné más calmado.

—Ya se la traigo. — y volvió a desaparecer por el umbral de la puerta.

Cuando volvió ya traía la comida, unas enchiladas y un vaso de agua. Se fue sin decir nada y yo tampoco la detuve, limitándome a engullir el alimento que me había hecho.

Era deprimente comer solo.

Después de terminar de almorzar y ordenarle a Josefa que lavara, salí afuera en dirección al establo, donde Rosendo se encontraba trabajando. Pude ver que estaba confundido por mi presencia, por lo que aclaré mis razones de manera fluida y clara, casi molesto por tener que hacerlo.

✓ DON'T BLAME ME, leo san juan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora