034

568 77 17
                                    

Había dormido con él esa noche. Habíamos pasado la noche juntos sin haber tenido sexo en absoluto, simplemente me abrazó sin decir nada.

¿Entonces sí podía aguantarse las ganas de tener relaciones?

No sabía que eso era posible.

Por poco y no me quedaba, ya que había tenido ganas de visitar un nuevo puente que habían inaugurado hace poco. Pero me convenció su mirada sombría y su sonrisa afilada. La gran capacidad de manipulación que tenía su sonrisa era digna de estudio.

Luego, se me ocurrió la idea de invitarlo a ir conmigo. Digo, no creo que salga al mundo humano —al mundo humano real, no un cerro feo de madrugada.— con frecuencia. Además, creo que sería lindo ir con él en vez de ir sola.

—Tengo que irme...

—¿A dónde?

—Quiero ir a ver un parque que acaban de inaugurar. ¿Quieres ir conmigo? Está a hora y media de mi casa.

Ladeó la cabeza, algo confundido. Tal vez no se esperaba que quisiera ir a algún lado con él.

—¿Y qué tiene ese parque o qué?

—Tiene un estilo coreano, como sacado de un K-Drama. Hay que ir.

—¿De verdad quieres manejar una hora y media para ver un puente? — inquirió incrédulo.

—Lo haría si vinieras conmigo... — al ver que se puso a pensar con lo que le dije, sonreí. — ¿Sí?

Suspiró. — Solamente porque te da mucha ilusión.

—¡Yey! — festejé.

—Pero nos teletransportaremos, ¿me oíste?

—No, iremos en mi auto.

—¿Por qué?

—Porque no tendría chiste si fuéramos y viniéramos solamente.

Como siempre, él hacía las cosas fáciles con sus poderes. Ya se había acostumbrado a ellos. Pero iba yo y le mostraba otras alternativas menos... imposibles. Lo hacía vivir nuevas experiencias en un ámbito más mundano. Siempre había sido así. Al ver las cosas de diferente manera, terminó por aceptar.

Leo abrió un portal al mundo normal, cruzamos por este y sin muchas complicaciones de por medio entré a mi casa, buscando las llaves del auto. Me tardé un poco, ya que todo estaba patas arriba —vaya que sin mí, Brenda desarreglaba todo.—, pero al encontrarlas salí corriendo hacia él.

Lo encontré con otra ropa, supuse que había utilizado nuevamente sus poderes. Tenía una camisa blanca de botones, unos pantalones ajustados y mocasines negros. Su cabello caía enmarcando su rostro de un modo excepcional, era muy bello. Tanto que, a veces, no lograba mantener mi vista en él durante prolongados lapsos de tiempo.

Cuando encendí el auto y conecté mi teléfono al Bluetooth, empezó a sonar una canción de Vicente Fernández que recuerdo haberme gustado mucho, al punto de guardarla en mi playlist. Al notar a Leo murmurar la letra lo miré.

Sabía que era old, ¿pero así de old?

—¿Te gusta Vicente Fernández? — entrecerré los ojos.

—¿Por qué lo preguntas así?

—No, por nada. Es que no lo escucho, ¿es bueno?

—...sí.

—Luego me recomiendas canciones.

Y después de esa, sonó Cruel Summer de Taylor Swift. Mi playlist estaba en aleatorio, supongo.

✓ DON'T BLAME ME, leo san juan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora