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El primer día fue más sencillo, Seungmin llegó a la conclusión de que, debía ser paciente y tal como ella se lo había dicho, tenía que esperar su llamada

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El primer día fue más sencillo, Seungmin llegó a la conclusión de que, debía ser paciente y tal como ella se lo había dicho, tenía que esperar su llamada. El segundo día ésta idea pareció empezar a desvanecerse y su propia voluntad se vino en su contra «¿Por qué todavía no ha llamado? Ha pasado un día completo». Las preguntas lo abordaron, mas, decidió darle una oportunidad, sólo que esta vez con mucha más impaciencia y sin dejar de mirar el móvil durante todo el día en el trabajo.

El cuarto día fue el más difícil, involuntariamente terminó llorando en la bañera preguntándose qué había hecho mal y, si aquella noche sólo sería un recuerdo eterno en su mente de las primeras manos sobre su cuerpo. Había sido tan sincero que, le atormentaba pensar que había sido un ingenuo y que aquel toque para esa rusa realmente había sido insignificante.

Hoy era el quinto día sin una llamada, hubiera dicho que sin un rastro de ella pero mientras cumplía sus turnos nocturnos en la cafetería, miró algunas entrevistas que ella dió a la televisión en esos días. En una platicó acerca del éxito, en la siguiente acerca de su última pasarela y, lo que dejó a Seungmin bebiendo café sin azúcar hasta las tres de la mañana con un sabor más amargo y salado que el del café y las lágrimas en su alma.

«No me interesan las relaciones, me hallo en la cúspide de mi carrera, soy muy joven como para pensar en el matrimonio e invertir tiempo en las relaciones románticas. No me gustaría perder mi vida en la de alguien más». Y, aquí se hallaba él, en el quinto día, con ojeras y algo disperso, mirando los alrededores de aquel enorme salón de techo abierto.

—Mi familia usó éste salón para las celebraciones más importantes, ha sido la herencia de mi bisabuelo hasta mí.

Seungmin hoy no estaba en la cafetería ni la florería, se hallaba parado caminando con una enorme caja llena de materiales delicados detrás de aquellas dos mujeres. Una era su jefa y la otra no era más ni menos que la madre de la misma rusa que, se había esfumado de su vida de una manera muy trágica.

Lo más desagradable de toda la situación es que no tenía derevho a reclamar nada, tenía diecinueve años, salió con ella una sola vez y siquiera tenían una relación. Era tan frustrante.

La madre de _____ era algo parecida a ella, pero, no demasiado. Su madre, Seo Yeji, tenía el mismo porte elegante que ella, piernas blancas y una caminata muy elegante. Lucía una larga falda negra ceñida y, un saco blanco con algunas perlas, el cabello recogido en un ostentoso peinado y, accesorios de diamantes. El salón era enorme, estaba algo vacío, pero, era precioso.

Su jefa estaba tremendamente emocionada, contestaba a cada pregunta o información, miraba todo con mucha fascinación y lucía alegre al caminar junto a la más alta.

—Seungmin, me encargaré de traer algunas de las paletas de prueba, quédate con la señora Seo —ordenó la mujer mayor con su delantal verde y, una sonrisa tranquila.

Тоска; Kim SeungminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora