Тоска; Kim Seungmin

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27.

Aquella melodía inundó sus oídos hasta captar su atención, no estaba seguro de si llevaba todo este tiempo dormido o realmente despertó con el sonido del piano en la sala, el mismo que llegó hasta la habitación que le correspondía y donde se había quedado dormido diseñado en su computadora el diseño de su proyecto cercano.

Lo que en un principio relacionó con murmullos se transformó en gritos o, mejor dicho, un canto alto y agudo que lo despertó de su pequeña siesta involuntaria. Miró la hora, luciendo aquel corto pijama azul y el cabello algo despeinado, era más de media noche y estaba seguro de que lo que estaba escuchando era su Noona cantando con fuerza en la sala.

Aquello llamó con mucha intensidad su atención y se bajó de la cama, se colocó las pantuflas y salió rápidamente de su amplio cuarto, dejando atrás sus estudios, escuchando con más claridad la voz de esta y la melodía del piano, la misma que era una profunda y envolvente, ligada a su voz que no era muy aguda ni tampoco muy carrasposa.

♪ The world was on fire and no one could save me, but you. It's strange what desires could make foolish people do ♪.

Seungmin se sostuvo al pasamanos y, lentamente bajó cada escalón, la voz de esta lo sumergió en un profundo estado de limerencia donde sus ojos, en medio de toda la oscuridad de la sala, deseaban verla con mayor desespero. Bajó cuidadosamente, de forma lenta, no quería sorprenderla y que por ello dejara de cantar. No reconocía la canción, sin embargo, la letra cautivó la atención de su cabeza.

En cuanto rodeó la escalera de caracol, pestañeó repetidamente, ahí estaba ella, escasa luz, su piano y su bata negra; los brazos extendidos y sus dedos moviéndose con mucha elegancia por cada tecla del instrumento tan brillante, el mismo al que, últimamente por sus propias manos supervisaba su limpieza, como si aquel resentimiento se hubiera esfumado y le permitiera volver a limpiarlo, haciéndolo brillar.

Sus labios se movían mientras las hermosas palabras perfectamente pronunciadas eran soltadas con un profundo canturreo, su expresión era intensa, con la misma fuerza que presionaba las teclas parecía cantar, como si todo viniera desde lo más profundo de su interior.

—...And I never dreamed that I'd lose somebody like you.

Seungmin se detuvo en el último escalón y esos profundos ojos color oliva lo miraron, sin embargo, ella no se detuvo, su canto siguió, manteniendo sus ojos enganchados en los de su menor, quien lentamente se aproximó con ojos de encanto, empezando a recibir las palabras ocultas dentro de esa canción.

Se detuvo a un lado del instrumento con el cabello despeinado, la pijama algo arrugada y las marcas de su cuerpo reluciendo gracias al escote en el pecho que poseía la camisa de botones. Ella usaba su acostumbrada bata negra, manteniéndole la mirada al castañito, observándolo en medio de la oscuridad con ojos de profundo afecto.

—No, I wanna fall in love...

«I wanna fall in love».

Los blanquecinos dedos de la rusa se deslizaron lentamente fuera del instrumento, concluyendo la pieza con un cierre suave y descendente. Seungmin sonrió ampliamente con encanto, su expresión llena de fascinación para ella. La rusa le regresa la sonrisa suavemente, sus ojos exponían su cansancio, así que, Seungmin acarició la mejilla de su mayor y esta le atrajo hasta donde ella estaba sentada, envolviendo su cintura con su brazo.

_____ elevó la mirada hasta conseguir la del que le acariciaba la mejilla y, lo observó en silencio, disfrutando momentáneamente de la vista hacia su bonita nariz pronunciada, sus labios finos y la forma de su rostro. Ante sus ojos, no había comparación para la belleza de Seungmin. Sonrió embelesada, acariciando su cintura con su mano, propinando una tierna y cálida caricia por encima de su pijama.