Тоска; Kim Seungmin

34 pt. 01

34.

Los grandes ojos de ella apreciaban el rostro del menor, sus pestañas, sus cejas, su nariz pronunciada y sus labios finos; él dormía plácidamente, estaba tan cansado que en cuanto tocó la cama se quedó profundamente dormido, en cambio, ella apenas podía cerrar sus ojos, se mantuvo en vela durante toda la noche, incluso cuando intentó librarse de sus pensamientos leyendo un libro, las letras se juntaban y sólo leía párrafos vacíos que no alcanzaba a comprender.

Su mente era un desastre, había perdido la noción del tiempo y sudaba sin parar, parecía ser consumida por la realidad que había tenido que afrontar en cuanto pisó el hospital y se enteró de lo que le estaba ocurriendo, era una pesadilla, ansiaba despertar y que todo fuera una mentira. Mirar a Seungmin le traía consuelo, pero, al mismo tiempo, se preguntaba qué pensaría él y qué pasaría con ellos con algo como eso.

Estaba volviéndose loca, mientras que, Seungmin dormía con completa tranquilidad a su lado, acurrucado entre las sábanas con su pijama blanca puesta y el cabello desordenado, abrazado a una almohada en medio de la oscuridad. _____ sólo veía una opción en esta situación y, eso conllevaría guardar la verdad como un completo secreto hasta librarse de dicha situación.

Pero, hacer algo como eso a las espaldas de Seungmin no era sencillo, la carcomía y vacilaba dando vueltas en la cama, preguntándose si era lo correcto o no.

La rusa pelinegra se sentó bruscamente en la cama, estaba sudada a pesar del clima fresco que había esa noche, tenía las manos metidas en el cabello, sujetando su cabeza mientras era agobiada por su emocionalismo; no sabía cuánto tiempo podría soportar con algo como eso dentro de sí. Pero, no podía decírselo a nadie, debía seguir guardándolo.

—Noona, ¿Te encuentras bien?

Se sorprendió sutilmente al escuchar la voz adormilada del castaño, quien despertó al verla sentada de aquella forma tan preocupante en la cama, sentándose lentamente mientras aclaraba su vista, espabilándose.

Seungmin, con la vista nublada por el sueño, bostezó, dándose la vuelta hacia la mesilla de noche junto a la cama de la mujer, para encender la lámpara y aclarar su vista. En cuanto hizo aquello, la rusa se quitó las manos de la cabeza y simplemente frotó su rostro con sus manos, él, que apenas despertaba y estaba algo desorientado, se preguntaba si ella estaba bien, puesto que estaba sudada y parecía agobiada.

Toda esa semana había sido exactamente igual, cada vez que Seungmin se despertaba en medio de la noche, ella estaba sentada en la cama mirando al vacío, si no, la encontraba en la sala sentada frente al piano sin decir nada, simplemente observando las teclas. Él se sentía tan preocupado por ella, todo había sido inusualmente extraño desde que ella volvió del hospital vestida de aquella forma, nunca le contó qué es lo que había pasado, pero, desde ese entonces, todo era distinto.

Seguía acariciándole el cabello, pero, sus ojos se hallaban completamente vacíos al hacerlo; le besaba, pero, sus labios se sentían insípidos y fríos. Seungmin no quería agobiarla con preguntas, siquiera le volvió a mencionar el tema sobre la villa de su padre, sólo esperaba que todo volviera a la normalidad, pero, nada parecía mejorar.

—Vuelve a dormir, Seungmin —dijo ella, acariciándole la mejilla—. Estoy bien.

Él tampoco sentía que las cosas estuvieran avanzando de alguna manera, había abandonado la universidad desde que regresó de Francia, era incapaz de tomar un lápiz, un pincel o simplemente concentrarse. Tampoco le gustaba salir de su habitación, prefería mantenerse encerrado hasta que _____ regresara del trabajo o tuviera que hacer algo que lo obligara a levantarse de la cama.

Ninguno había tocado al otro desde lo que pasó en Francia, estaban todo el tiempo posible juntos, pero, seguía sintiéndose distante. Había eliminado cada foto de su Instagram e ignoraba los mensajes de Felix, que le pedía verlo o preguntaba por su bienestar, pero, no tenía ánimos de contestar.