Se miran, se presienten y se desean; se acarician, se besan, se desnudan, se respiran, se acuestan y se olfatean; se penetran, se chupan, se demudan, se inflaman, se enloquecen, se derriten, se sueldan, se calcinan, se desgarran, se muerden, se ases...
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Seungmin analizó fugazmente su vestimenta frente al pequeño espejo del baño, planchando su camisa blanca de botones antes de levantar su bolso y marcharse de su pequeño departamento. Su cabello emanaba aroma a frutillas, un par de pantalones negros y sus acostumbradas zapatillas blancas, no se esmeró demasiado, puesto que su encuentro sería con una compañera de clase y, luego de ahí, tendría que partir a la cafetería a trabajar.
Había sido un día largo, excesivamente largo, estaba cansado, sentía incomodidad en el cuello y los hombros, apenas podía ladear la cabeza sin sentir dolor, tenía un par de banditas en algunos de sus dedos, puesto que había pasado exactamente cinco horas metido en el taller, culminando los detalles finales de los arreglos florales para la fiesta del hermano de su Noona.
A pesar de lo cansado que estaba, no se concedió la inmadurez de cancelar su salida con Ji-Eun, menos cuando esta se había preocupado tanto luego de verle tan abatido la noche anterior, él mismo se avergonzaba de ello y, le explicaría las cosas, añadiendo que la mujer con la que llegó, era con la que estaba saliendo desde hace un tiempo. Quería que Ji-Eun supiera que tenía a alguien que cuidaba de él con mucho amor.
Así que, cuando estuvo listo, salió del baño, mirando su departamento, al cual le había dedicado alrededor de una hora para organizar algunas cosas y, empacar en su maleta las cosas más relevantes que se llevaría a casa de _____ más tarde cuando lo recogiera del trabajo. Había limpiado muy bien y, las flores a su alrededor, para sorpresa de cualquiera, estaban casi intactas, puesto que había sido un gran cuidador a pesar de todo.
Abandonó su hogar, tomó el autobús y se mantuvo tranquilo en el camino, preguntándose qué clase de cosas había hecho la rusa pelinegra durante todo el día. Sabía que recogería a su hermano menor para darle un paseo y algunas salidas especiales de pre-cumpleaños, así que, se imaginaba estas cosas en el camino, ya añorando estar pegado a ella como un chicle. Debía dejar de ser tan malcriado, sobre todo porque _____ era una mujer con mucho trabajo y él no debía entorpecer su horario.
Así que, se colocó los auriculares y, dejó que transcurriera el resto del camino sin enviarle un mensaje de texto o revisar sus redes sociales en búsqueda de algo nuevo. El camino fue relativamente corto, aunque, lo disfrutó con mucha lentitud, puesto que, cada vez que reproducía un álbum de Lana del rey sentía que se transportaba a un drama romántico o, el más trágico del mundo. Amaba la sensación que cada una de las canciones le hacía sentir, así que, se lamentó cuando llegó al lugar y tuvo que quitarse los auriculares blancos.
Bajó mirando el lugar, se vio encantado por la estética e amplitud del mismo, las bombillas colgadas fuera, las mesas junto a la ventana, las muchas luces colgadas en el interior y el color crema de las paredes que, tenían incontables fotos de clientes, recuerdos y eventos importantes del lugar. En su incansable recorrido con la mirada, descubriendo la belleza en cada rincón del lugar, encontró una mano levantada y un vestido azul.
