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Era casi parte de su rutina despertarse en medio de la madrugada, nunca hubo una razón específica, ruidos o miedo, a veces alguna que otra pesadilla, pero, nunca hubo una explicación certera a por qué le costaba tanto dormir

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Era casi parte de su rutina despertarse en medio de la madrugada, nunca hubo una razón específica, ruidos o miedo, a veces alguna que otra pesadilla, pero, nunca hubo una explicación certera a por qué le costaba tanto dormir. Nunca tomó medicamentos, simplemente pasaba en vela la mayor parte de la noche, viendo películas o videos casuales hasta conseguir algo de sueño.

Pero, nunca se había despertado durante la noche tan incómodo y adolorido, formó un gesto de dolor en su rostro, estaba boca abajo, con la mejilla sobre una almohada y las sábanas desprendían un olor muy agradable a suavizante. Claro que no podía disfrutarlo porque sentía que había sido arrollado por un autobús.

Soltó un leve quejido, los ojos le pesaban y, su cuerpo siquiera contestaba a las más pequeñas órdenes de su cerebro. Le dolía la espalda, su cuerpo se hallaba sensible y, sus caderas quemaban, tenía una extraña sensación en su interior que, terminó recordándole todo lo que había pasado.

Abrió sus ojos adormilados en busca de otro cuerpo en la habitación desconocida, con la sábana cubriéndolo hasta la espalda y, llevando una pijama que no recordaba haberse puesto. Entonces, sabiendo que el terrible dolor y la sensación extraña en su interior era por la actividad sexual, al aclarar su vista, se sintió aliviado de encontrar a quien esperaba ver.

Se hallaba completamente dormida, estaba sentada al borde de la cama, algo apartada de él, con la espalda recargada de las almohadas blancas y, teniendo un libro abierto sobre las piernas, la cabeza algo gacha y una expresión seria. Incluso dormida parecía estar trabajando, lucía tan distante como siempre era con los demás.

Sonrió de lado y, consiguió algo de fuerza para moverse sobre la cama, ella llevaba una camisa de tirantes negra y, unas gafas redondas que estaban por caerse del puente de su nariz. Se tragó los quejidos y, terminó levantando el libro sobre las piernas de esta, todo estaba algo oscuro y, hacía frío.

Dejó el libro del otro lado de la cama y, le sacó delicadamente los lentes, ella lucía tan hermosa, a pesar de su expresión de desagrado al dormir, su cara seguía siendo preciosa. Su cabello estaba algo húmedo y, olía al mismo shampoo que él, sonrió e hizo a un lado los lentes también.

Tomó la almohada que le correspondía, la puso sobre las piernas de esta que, estaban cubiertas por un edredón gris y, se arropó hasta el cuello, acomodando su cabeza sobre las piernas ajenas para volver a conciliar el sueño a su lado.

Seungmin sonrió satisfecho, muy tranquilo. Se sintió lo suficientemente feliz como para volver a quedarse dormido, ignorando el dolor y las incomodidades en su cuerpo. Sólo porque estaba con ella.

Para cuando transcurrió la noche y, llegó la mañana, la habitación estaba llena de sol, de no ser por el aire acondicionado, estaría muriendo de calor, pero, fueron esos mismos rayos en su cara los que lo fastidiaron. Si había algo que no comprendía todavía de los ricos era por qué tenían tantas ventanas en el cuarto.

Тоска; Kim SeungminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora