Тоска; Kim Seungmin

30.

30.

Las manos de Seungmin recorrían la piel de la mujer, sus dedos acariciaban las líneas abultadas en su piel, con ojos suaves y adormilados, su corazón latía tranquilamente y su respiración era suave, con un sentimiento de calidez en su interior abordaba la piel de la mujer con sus dedos, recargando su cabeza en su hombro, en completo silencio, escuchando a lo lejos el sonido de las elices debajo de los cascos que tenía puestos.

Ambos permanecían en silencio al lado del otro, sin la necesidad de utilizar palabras que no alcanzarían a explicar lo que estaban sintiendo. Había algo de tensión entre ambos, sin embargo, esto no impedía que estuvieran juntos, acurrucados al lado del otro en los asientos del helicóptero surcando los cielos de Italia. Seungmin se sentía tan asustado que inevitablemente tuvo que arrimarse a la compañía de la mujer, quien no le negó aliviar su miedo a las alturas.

Las cosas seguían algo tensas, había la sensación de que existía una pared imaginaria entre ambos, sabían en qué estaban pensando, pero, no encontraban las palabras correctas para remendar lo que había ocurrido. Así que, sólo esperaban que se aplacara todo por sí solo. Estaban de camino hacia Francia, surcando el cielo en un lujoso helicóptero que, era pilotado por empleados de la rusa.

Seungmin sentía tranquilidad al estar a su lado, sabía que no era el momento correcto para hablar sobre lo que había ocurrido en la villa Borghese, donde, por cierto, después de la disputa entre ambos, en silencio, la mujer simplemente lo tomó de la mano y regresaron al hotel en silencio, sin dirigirse la palabra ni una sola vez. Todos notaron fácilmente que algo había ocurrido entre ambos, pero, a pesar de ello, no dijeron nada al respecto.

Desafortunadamente en el hotel ella se marchó de la habitación, hasta ahora, no sabía a dónde fue, pero, él tomó una ducha, solo, se vistió, solo y se quedó solo esperándola. Para cuando la mujer había vuelto, era evidente que había tomado una ducha en una habitación distinta y se había cambiado la ropa, él simplemente con algo de tristeza se resignó a esperar que ella decidiera hablarle. No le estaba tratando de una manera inadecuada, simplemente había silencio entre ambos y era fatal para su corazón.

Ahora que estaban en el helicóptero, juntos, sentía algo de alivio, era reconfortante experimentar la calidez que sólo ella podía provocarle a pesar de todo el silencio que había entre ambos. Sin una escasa intención de apartarse de su lado, su dedo índice se deslizaba cariñosamente por las cicatrices de la mujer, mismas que miraba con ojos suaves, siguiendo las líneas blancas con delicadeza. A ella no parecía molestarle en lo absoluto, sólo seguía con sus ojos los movimientos del dedo de su novio.

—¿Te gustan?

Seungmin tardó en reaccionar, puesto que la voz de esta sonó lejana bajo su compañía, que lo sumergía en un profundo estado de relajación.

—Sí —respondió con voz tranquila.

—Es curioso, a todos les da miedo o se sienten incómodos.

—A mí me gustan.

Recibió como respuesta una risa por parte de la mujer, misma que fue bastante suave, posteriormente los labios de esta reposaron sobre sus cabellos, regalándole un cariñoso beso en su cabeza, quebrantando con aquel gesto cualquier sensación de incomodidad que hubiera en Seungmin, resolviendo toda la inquietud que sentía desde el momento en que abandonaron el parque.

La cabeza de ella vuelve a su lugar y los dedos de Seungmin forman una caricia más profunda y segura contra las cicatrices de la mujer, asegurándole con aquel gesto que sus palabras eran completamente verdaderas.

—Te gusta todo de mí —susurró en respuesta la pelinegra, con un suave gesto al frotar su cabeza con la de este.

—He conseguido percatarme de algo. Noona suele levantarse las mangas de la camisa cuando estamos en la cama, ¿Es para lucir más intimidante?