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Seguramente debía ser un gusto de _____, puesto que parecía ser que, el sol radiando su rostro era algo que siempre estaría presente cada mañana que despertara en esa casa. Claro, las puertas de cristal hacia el balcón eran lo suficientemente anchas como para dar pie al sol mañanero.

El castaño Seungmin que, recién se había hecho aquella alteración en su melena, despertó, siendo totalmente consciente de dónde estaba y, estirándose con tranquilidad, mientras fruncía el ceño y formaba un puchero al sentir su cuerpo tenso, dejar de estarlo. Disfrutó el aroma de las sábanas y, luego, intentó sentarse sobre el colchón. Se quedó sin respiración, mientras su cuerpo seguía desnudo bajo las sábanas, algo moverse sobre su mejilla.

La idea de que hubiera un insecto en su rostro lo condujo a sentarse bruscamente sobre la cama, pasándose la mano por la mejilla, que carecía de algún animal o ataque directo de un insecto desagradable. En cambio, su expresión de miedo se vio sustituida por una de asombro que, se fundió en una sonrisa tímida y un corazón palpitando de alegría.

Lo que pensó que se trataba de un bicho, no era más que la hermosura de una flor arrinconada cerca de su rostro mientras dormía.

Decir que se trataba de tan sólo una flor sonaba ridículo, porque habría más de lo que podía contar con sus dedos sobre la cama. Sus mejillas se ruborizaron al encontrarse con aquellos ramos de rosas rojas, idénticas a las que seguían llenando su casa y, se puso una mano en su pecho desnudo, definitivamente no había forma de explicar la calidez que llenó su pecho en aquel momento.

Se levantó de la cama con sumo cuidado, queriendo tener una perspectiva distinta y completa de la cama llena de rosas, sus mejillas tan rojas como esas flores. Levantó uno de los tantos ramos aglomerados en la cama, abrazándose a este mientras se hallaba de pie frente a la cama con el cuerpo al descubierto. Miró a la puerta, al no toparse a quien seguramente era la responsable de esto, decidió ir tras ella.

Sostuvo, sin intenciones de soltarlo, el ramo de rosas rojas, antes de marcharse levantó su teléfono a un lado de la cama y, tras encender la cama, fotografió repetidamente la cama llena de rosas y, luego, las que sostenía en sus manos. Envió la foto a su estado de Instagram sin descripción alguna y, por fin, se escapó de la habitación a buscarla.

—¿Noona? —llamó en tono alto mientras bajaba las escaleras, luciendo una bata de baño blanca que encontró en el baño y, el ramo de flores en su mano libre.

Se desplazó hasta la sala bajando los escalones con la mano sobre el barandal de la escalera, buscando con ojos alegres a la dueña de la casa.

Claro que, su idea de ir con las flores en la mano a mirarle con ojos brillantes tuvo que ser reemplazada por la resignación de hacerse a un lado hasta que ella lo notara, porque la pelinegra estaba sentada en el sillón de la sala, frente a la televisión, carcajeándose con un control entre sus manos. No se hallaba sola, había un pequeño chico de complexión delgada, melena negra y piel tersa sentado a su lado.

Тоска; Kim SeungminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora