Se miran, se presienten y se desean; se acarician, se besan, se desnudan, se respiran, se acuestan y se olfatean; se penetran, se chupan, se demudan, se inflaman, se enloquecen, se derriten, se sueldan, se calcinan, se desgarran, se muerden, se ases...
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Para Seungmin el ambiente tan tenso era agobiante, sentía que se asfixiaba entre la gente, su mirada se mantenía en el suelo, evadiendo cada mirada despectiva o los murmullos que expresaba su intriga por el invitado de procedencia y nombre desconocido que había llegado en el lujoso automóvil de la hija mayor en la familia Ivanov. Desde la perspectiva de Seungmin estaba siendo difamado, insultado y despreciado de forma discreta por todas esas personas, aquella idea le ocasionaba desagradables sensaciones y hacía que se reprimiera en su lugar.
Para su mala suerte ____ había tenido que marcharse apenas entraron al salón debido a sus responsabilidades como hermana mayor e hija primogénita de los Ivanov. Todos los hermanos estaban ocupados recibiendo, saludando y conversando con los invitados, quienes se veían tan importantes e imponentes en sus lugares, con sus ropas finas, su lenguaje y elegante risa; era de gran alivio para él que hoy su vestimenta parecía ser adecuada y similar a la suya, quitándole al menos un poco de peso de encima.
Lo que el castaño balanceándose sobre sus talones, con una mano sosteniendo su muñeca y manteniendo una expresión tímida no sabía es que los murmullos no eran con la intención de menospreciarlo o constaban de esos comentarios despectivos que se estaba imaginando. Lo que era el verdadero tema de conversación era la belleza del jovencito, con su nariz curva, la silueta de su mandíbula, sus ojos rasgados y su tono de piel natural. Pero, todavía más resaltante, su vestimenta tan delicada y hermosa que reafirmaba los puntos fuertes de su cuerpo.
Definitivamente esa ropa a la medida perfecta era obra de la quisquillosa y delicada _____ Ivanov.
Él se mantuvo inmóvil en medio del acelerado y vivaz ambiente lleno de comida, conversaciones, música clásica de fondo y risas entre todos. Seguía sintiéndose fuera de lugar, la madre de su Noona se hallaba del otro lado del salón, el mismo que gloriosamente estaba lleno de detalles, decoración e adornos que fueron realizados por su jefa y él, claro que con ayuda del resto de empleados que respondían a sus órdenes.
La rusa pelinegra, con su hermoso traje, el llamativo corset resaltando su cintura y, sus tacones negros hablaba con su serena expresión, mediando aquellos cordiales movimientos con las manos mientras se expresaba. Todos se hallaban a la espera del hermano menor, quien era el cumpleañero y se presumía que llegaría alrededor de media hora. Los hermanos gemelos de la rusa estaban en otro rincón, reunidos con un grupo más joven y grande de invitados; había meseros, sirvientes y guardias por todos los alrededores. Se sentía muy extraño no formar parte de ellos.
Seungmin sólo estaba ahí peinándose el flequillo cuando notó que una persona se acercaba a él, lo que creyó sólo era un atajo por parte de aquel desconocido, ascendió a una sonrisa amistosa y muy amable directamente para él, quien no tardó en tensarse ante el hombre alto y delgado que se aproximó a su lugar. Miró como si buscara la salvación, haciendo lo posible por cruzarse con aquellos ojos color oliva que podrían apaciguar su nerviosismo.
