5. La celda 315

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Llegó a la celda de Felix media hora antes de las siete.

Las horas en su propia celda se le habían hecho interminables, aunque al menos que Yang no estuviera allí (Hyunjin no tenía ni idea de dónde se había metido), había permitido que pudiera moverse un poco sin sentir que estaba molestando. Tarde o temprano tendría que hablar con él para aclarar cómo sería la convivencia, porque si debía pasarse los siguientes doce meses sin poder hacer allí otra cosa que estar tumbado y en silencio, terminaría volviéndose loco.

—¿Felix?

Hyunjin apartó la sábana que cubría la entrada y se asomó dentro de la celda. Salvo por la cortina improvisada era idéntica a la suya, y tal y como había imaginado Felix estaba allí, dándole la espalda mientras estaba hecho un ovillo sobre la litera superior.

Descubrió de dónde había sacado la sábana cuando vio que debajo de él no había ninguna.

—Felix —lo llamó de nuevo, acercándose con cuidado.

—Déjame en paz. Estoy durmiendo.

Notó su tono ronco, aún así dudaba que fuera porque de verdad estuviera haciendo eso. Apretó los labios, reprimiendo una mueca preocupada.

—Está bien... Perdona. Esperaré a Chan fuera.

Felix levantó la cara de la almohada cuando Hyunjin todavía ni se había girado, y mientras lo miraba con sorpresa, él confirmó sus sospechas. Había estado llorando.

—¿Hyunjin? Perdona. No me di cuenta de que eras tú. ¿Ya son las siete?

—No, he venido antes para ver cómo seguías —explicó, fingiendo que no se daba cuenta de sus ojos rojos—. Como te fuiste de esa manera a la hora de comer.

Felix se sentó sobre el colchón, con las piernas colgando por el borde de la cama.

—Siento eso. Es que no me encontraba nada bien. Pero ya estoy mejor, la siesta me ha ayudado.

—Si aún te encuentras mal, puedo irme para que sigas durmiendo —ofreció, por si prefería que lo dejara solo—. Puedo hablar con Chan otro día.

—No, no —dijo Felix con rapidez—. Déjalo. Estoy bien.

—Ya sé que nos hemos conocido hoy —habló, después de que Felix soltara un suspiro agobiado—, pero si quieres... ¿desahogarte? estoy aquí. En serio.

Felix le dedicó una pequeña sonrisa.

—Lo tendré en cuenta. Gracias.

Pasadas las siete alguien levantó de nuevo la sábana, interrumpiendo la conversación entre Hyunjin y Felix. Era un chico que parecía ser un par de años mayor que ellos dos, de pelo castaño oscuro y mirada cansada. Llegó vistiendo únicamente el pantalón del uniforme carcelario, y con el pelo, la cara y el torso brillando por el sudor.

—Chan —saludó Felix, saltando de la litera.

La celda era demasiado pequeña para tres adultos de pie, así que Hyunjin retrocedió hasta pegar la espalda a la pared contra la que estaba el urinario.

—¿Qué hay? —respondió Chan, sonriendo—. ¿Te encuentras mejor?

Felix asintió y señaló a Hyunjin con la barbilla.

—Mira, él es Hyunjin. El nuevo compañero de celda de Yang.

Chan giró la cara hacia él y lo miró de arriba abajo antes de sonreírle también.

—¿Y qué te trae por aquí? ¿Jeongin ya te ha echado? —Hyunjin frunció el ceño. Aquella era la primera vez que escuchaba el nombre de pila de Yang.

Celda 208 | hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora