33. Han Jisung (POV SEUNGMIN)

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La primera vez que Seungmin escuchó el nombre de Yang Jeongin fue también la primera vez que salió a beber con Han Jisung, solo dos días después de que Hyunjin hubiera sido encarcelado.

Jisung lo había abordado en el gimnasio para pedirle un favor; que lo vigilara mientras hacía press de banca. Aquella era la primera vez que trataría de hacerlo, y no estaba seguro de ser capaz de lograrlo sin, justo después, morir aplastado. Seungmin accedió, y cuando se dio cuenta, ambos estaban ya duchados, y en un bar cerca del gimnasio, bebiendo una cerveza tan barata como rancia mientras Jisung hablaba sin parar.

Siempre lo hace, pensó, mientras daba un trago a su cerveza. Desde entonces se habían visto bastantes veces, y en todas ellas Jisung había hablado hasta por los codos, como un adolescente hiperactivo, feliz de que sus padres le estuvieran prestando atención por primera vez en todo el día. Pero hasta que no se reunió con Hyunjin y este le dijo el nombre de Jeongin, Seungmin no se había dado cuenta de que si bien no dejaba de hablar, en realidad, Jisung apenas contaba cosas sobre él. Después de todo el tiempo que llevaban quedando, lo único que sabía sobre él era que vivía con su novio, que trabajaba como camarero, y que antes de mudarse con su novio había vivido un tiempo con su mejor amigo, Yang Jeongin.

Al principio pensó que se había equivocado. Que solo era el mismo nombre, pero no se trataba de la misma persona. Pensó que solo había exagerado, y que veía problemas donde no los había. Pero cuantas más vueltas le daba al asunto, más sentido tenía. Los agujeros en la historia de Jisung comenzaron a llenarse solos, hasta que un día Seungmin se atrevió por fin a preguntar. Solo que no a Jisung.

—Le eché un ojo a eso que me pediste —le había dicho esa misma mañana una compañera de trabajo—. Atraco a mano armada. Una chapuza de tres pares de narices. A pesar de eso, no había muchas pruebas, algunas hasta se podrían haber desestimado. Pero el chico se puso nervioso en el estrado y terminó confesando. La condena no fue larga, aunque estuvo encarcelado un poco más de tiempo del que debía por mala conducta.

Atraco a mano armada. Condena ampliada por mala conducta. Seungmin lo observó de reojo, con atención. Jisung estaba sentado a su lado, en la barra del restaurante en el que habían quedado para comer. Sonreía mientras enviaba un mensaje a su novio. De un momento para otro soltó una risa alegre y bloqueó el teléfono, dejándolo sobre la barra antes de mirarlo. No parecía para nada un criminal. Mucho menos uno capaz de levantar un arma y apuntar con ella a alguien.

—Dice Minho que puede venir. Aunque lo más seguro es que no pueda quedarse hasta el postre, trabaja lejos y su descanso para comer no dura demasiado.

—Ya te dije que podríamos quedar un día en el que no tuviera que trabajar —suspiró Seungmin.

Jisung negó.

—Es más fácil verlo cuando trabaja que cuando está de descanso. Cuando libra me cuesta verlo hasta a mí, y eso que vivimos juntos. Se esconde bajo las mantas y no hay quien lo saque de la cama.

Seungmin sonrió.

—¿Lleváis mucho tiempo juntos? —Jisung sonrió también. Cuando se trataba de Minho, no era tan evasivo.

—Sí, pero no. —Seungmin levantó las cejas y Jisung se apresuró a aclarar—: No tenemos una fecha como tal, pero... bastante, sí. Tardamos bastante en oficializar la relación, porque su trabajo y lo que yo hacía en ese entonces chocaban un poco.

—Ahora que hablas de ello —dijo, intentando no verse demasiado transparente—. No me has contado todavía a qué te dedicabas antes de empezar a trabajar como camarero.

Jisung se detuvo a medio camino de su pajita y lo miró. Se olvidó de beber e irguió de nuevo la espalda, mientras su sonrisa desaparecía un instante antes de reaparecer con menos fuerza que antes. Se encogió de hombros.

Celda 208 | hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora