Se sentó en una de las mesas más apartadas del comedor, con los labios apretados y hacia afuera, formando un mohín.
Estaba ignorando a Yang desde lo ocurrido la mañana anterior, pero quién podía culparlo. Hyunjin todavía no tenía ni idea de cuál había sido su intención al tocarlo de aquella manera, ni tampoco por qué se sintió tan decepcionado cuando Yang, después de quitar la sábana que cubría la entrada a la celda, no solo no volvió a su lado, sino que se subió a la litera de arriba sin decir nada. Estaba confundido, y desconcertado por estar confundido. Lo único positivo era que Yang también lo evitaba, liberándolo de tener que encontrar excusas por las que no le hablaba.
Se quedó mirando un punto fijo en la mesa. Todavía le parecía increíble cómo una celda de trece metros cuadrados, diminuta de por sí, podía haberse vuelto incluso más pequeña desde el momento en que los dos se empeñaron en no cruzarse con el otro para nada. Hyunjin solo se había levantado de la cama de Yang para recoger sus comidas, mientras que Yang ni siquiera hizo eso, permaneciendo en su cama todo el día.
Hyunjin resopló, repitiendo la escena una vez más en su cabeza. Su estómago se contrajo, y por un momento pudo sentir de nuevo el calor de la mejilla de Yang en su mano. No lo entendía. Estaba seguro de que si eso mismo lo hubiera hecho con Felix, no habría sido para tanto. Que ya lo habría olvidado. Claro que Felix era su amigo, alguien con quien tenía confianza. Y Yang era...
Yang es...
Apretó con fuerza el vaso de plástico con el corazón acelerado, y el agua dentro de él se desbordó, mojando tanto su mano como la mesa.
—Mierda —masculló, soltando el vaso. Empezó a limpiar el agua con la servilleta hasta entonces abandonada en una esquina de su bandeja con el desayuno.
Un par de presos sentados en la mesa a su izquierda miraron hacia él. Felix debía haber hecho algo, porque a pesar de su pequeño altercado en el patio, la gente volvía a actuar como si existiera. Seguían sin sentarse con él, y mucho menos le hablaban si no era necesario, pero así era como habían sido las cosas antes. Aun así, aunque se seguía sintiendo un poco solo, era agradable saber que volvía a ser alguien para ellos. Terminó de secar el agua e hizo pelota con la servilleta empapada.
Estaba listo para empezar a desayunar cuando alguien se sentó delante suya, al otro lado de la mesa. Hyunjin levantó la mirada pensando que sería Felix. No le habría extrañado, iban a jugar a que tenían una relación complicada. Amigos que discutían continuamente, pero que al final del día seguían siendo eso, amigos.
—Tú no eres Felix —dijo con sorpresa.
El presidiario sonrió, divertido.
—No, salvo que me hayan cambiado el nombre y yo no me haya enterado. Soy Kang Taehyun —se presentó, y le tendió una mano por encima de la mesa. El chico tenía más o menos su misma edad, o por lo menos la aparentaba; unos ojos grandes y expresivos, y una sonrisa tranquila y familiar, como si estuviera viendo a alguien a quien conocía de toda la vida y no a un completo desconocido, cosa que Hyunjin estaba seguro que era, porque no recordaba haberlo visto nunca antes—. Encantado de conocerte.
Hyunjin no le estrechó la mano, en lugar de eso se lo quedó mirando, totalmente confundido. La sonrisa de Taehyun vaciló un poco antes de retirarla.
—Llegué ayer —explicó, ante su silencio. Hyunjin reaccionó por fin.
—Ah —dijo con torpeza—. Hola. Soy Hwang Hyunjin.
—Lo sé. —La sonrisa de Taehyun volvió a hacerse grande—. Eres famoso. —A Hyunjin se le detuvo la respiración. Por suerte, no tuvo que preguntar por qué, porque Taehyun se apresuró a aclararlo—. Eres el compañero de celda de Yang, ¿verdad?
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Celda 208 | hyunin
FanfictionCuando Seungmin le pidió a Hyunjin que no se metiera en líos durante su estadía en prisión, ninguno sabía todavía lo que ocurriría una vez allí. ¿Cómo era que un simple ladrón terminó compartiendo celda con Yang Jeongin? Un preso con una condena tan...