14.

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Estaba tan cansado cuando se levantó que ni le dio los buenos días a Yang. Tampoco lo miró segundos más tarde, cuando, después de dejarlo con la palabra en la boca, sintió sus ojos clavados en su nuca mientras era el primero en salir de la celda para ir hacia el comedor. Caminó todo el trayecto con la cabeza en las nubes, repitiendo en bucle la conversación que habían tenido la noche anterior.

Quería llorar. Aquel sitio estaba terminado con él de la peor manera posible.

Llegó al comedor con el estómago hecho polvo. Estaba ansioso; no había dejado de estarlo desde que entró, y a esas alturas Hyunjin estaba sorprendido de no tener ya unas cuantas úlceras en el estómago y un problema evidente de caída de cabello.

Felix lo llamó cuando ya tenía la bandeja de comida entre las manos. En lugar de ir hacia él, lo miró de y reojo se marchó a una mesa vacía, como si a quien había llamado fuera a otra persona. Apenas había dado el primer trago a su vaso de agua cuando Felix se sentó frente a él, con el ceño fruncido.

—¿Y eso a qué ha venido?

—Perdona —murmuró. Su voz resultó un reflejo de cómo se sentía por dentro: apagado y absurdamente deprimido—. Es que apenas he dormido y no me entero de nada —mintió, en cierta forma. Apenas había dormido, pero a pesar del cansancio, nunca se había sentido más alerta que esa mañana, pendiente de todo lo que sucedía a su alrededor. Pero era como si, aunque lo estuviera, al mismo tiempo su cuerpo estuviera en una especie de estado de hibernación que lo hacía actuar como un autómata.

Felix lo miró con comprensión antes de echar un vistazo a su alrededor. Hyunjin se dio cuenta de qué buscaba cuando se quedó mirando a Yang. Él lo observó también, se estaba comiendo una manzana mientras veía su bandeja con aburrimiento. Está como si nada, notó, de mal humor. Estaba claro que el único que llevaba mal la situación era él.

—¿Qué tal ayer? —preguntó Felix en voz baja, haciendo que se tensara.

—Al final no le dije nada —mintió, agachando la cabeza.

—Pero... Parecías tan seguro al irte de nuestra celda...

—Ya. Pero me rajé.

—Entiendo que te asuste, pero aún con eso creo que deberías decírselo —insistió Felix—. Es peligroso. Peligroso de verdad, no como la mayoría de los que estamos aq-...

—Ya lo sé, Felix —interrumpió Hyunjin, sintiendo como se quedaba sin paciencia.

—Es que no me parecía una buena idea hasta que te marchaste y lo pensé bien. Porque imagina que te atrapa. Te abriría en canal, o algo, peor, y...

—Que ya —avisó, mirándolo.

Felix lo estaba mirando de vuelta. Apretó los labios y desvió los ojos otra vez hacia Yang.

—Es solo que... ¿De qué sirve que te ofrezcan salir antes, si para hacerlo tienes que poner tu vida en peligro? Sería más fácil si hablaras con él, si llegarais a algún tipo de acuer-

—¡QUE LO DEJES YA! —explotó Hyunjin, escuchando su voz resonar por todo el comedor.

Felix lo miró con sorpresa, con los ojos tan abiertos como los tenía él. Le dedicó una mirada arrepentida casi al instante, y se levantó sin decir nada, yendo rápidamente a dejar su bandeja para volver a su celda. Hizo el camino hacia la salida sintiendo como todos lo observaban. Todos incluso Yang. Todos menos Felix. 

Celda 208 | hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora