Celda 208 | hyunin

24. Ecos del pasado (1)

Jisung entró en la celda hecho una fiera, y dio una patada al retrete. El golpe fue tan fuerte que lo separó unos centímetros de la pared. Jeongin apartó los ojos del libro que estaba leyendo y lo miró con aburrimiento, acostumbrado a su actitud.

—Si vas a molestar, mejor vete por donde has venido.

—¿Por qué mejor no te vas tú a la mierda? —espetó Jisung, con la voz ronca.

Jeongin abrió los ojos con sorpresa, dándose cuenta por fin de que los de Jisung estaban llenos de lágrimas. Cerró el libro y se levantó de la cama, yendo hacia él.

—¿Qué ha pasado ahora?

—¡Déjame en paz! —Jisung lo apartó de un empujón cuando intentó acercarse, pero Jeongin acortó de nuevo la distancia—. Que me dejes —suplicó, llorando.

Jeongin lo abrazó pese a sus quejas. Pasó un brazo por su cintura y el otro por sus hombros, pegándolo así contra él.

—Tranquilo.

—Te odio. Te odio muchísimo —lloró Jisung contra su cuello—. Ojalá no te hubiera conocido nunca.

Jeongin suspiró en silencio. Ya sabía a qué venía todo eso.

Miró hacia el otro lado del pasillo. En la celda de enfrente, Chan desvió la mirada de la suya en cuanto estas se conectaron, y fingió no haber notado lo que estaba pasando, a pesar del escándalo.

—Te odio —volvió a decir Jisung.

—Lo sé —dijo él, besando la parte alta de su cabeza—. Lo siento mucho... —dijo con sinceridad—. Todo esto es culpa mía.

Jisung se agarró a su espalda, tirando de su camiseta con sus puños cerrados alrededor de la tela, mientras Jeongin sentía como su cuello se iba humedeciendo cada vez más.

—Quisiera... Quisiera estar muerto... —musitó Jisung—. Ojalá estuviera muerto. Ojalá... Ojalá no tuviera que estar aquí... No quiero seguir aquí. No puedo...