PARTE 6: HELEN-LADO B

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— Te encontraré papá— susurró con lágrimas en los ojos y con la voz quebrada.

A su mente llegó uno de esos pequeños detalles de la vida que eventualmente se

olvidan, ella lo había hecho por años, pero en ese momento recordó la ocasión en

la que hubo un incendio menor que se originó en un restaurante de comida árabe,

en el centro comercial, en el cual hubo muy pocos heridos y los daños no fueron

tantos, pero aun así la situación descontroló a Kennys Lake porque se suponía que

era un pueblo tranquilo en el que ese tipo de cosas no eran muy recurrentes, tanto

que el incendio se convirtió en la noticia principal por una semana. El centro

comercial fue evacuado y en esos minutos desesperados Oliver reflexionó en que

nunca había hablado de contingencias con su hija, sobre todo de lo que se debía

hacer en caso de una. Después de que salieron del centro comercial, él le dijo que

en una situación de riesgo debía irse y ponerse a salvo si es que estaban separados,

porque él era muy fuerte y poderoso y lograría escapar por su cuenta, pero eso

había pasado cuando ella tenía diez años y para ese momento, en el que su padre

era mayor y había enfrentado una dura batalla contra el cáncer, no sabía si podría

sobrevivir solo.

Aun así, decidió que debía estar segura si lo que quería era ayudarlo. Dio vuelta a

la derecha lista para ir a la iglesia cuyo nombre era San Juan ubicada justo en la

esquina. Había mucha gente corriendo en la calle y pensóque al igual que ella, esas

personas habían salido del museo o que ese horror desconocido estaba tomando

lugar en todo el pueblo. No se detuvo a investigar con preguntas, siguió su camino

aumentando la velocidad.

Una momentánea alegría se apoderó de ella al ver que las puertas de la iglesia

estaban abiertas y pudo ver a un sacerdote anciano que invitaba a los que

estuvieran cerca a que ingresaran a la parroquia para refugiarse. Cuando ella entró,

se sorprendió al ver el gran número de personas que habían buscado protección en

ese templo, la mayoría estaba desconcertada, otros lloraban y algunos más rezaban

arrodillados frente al altar. Helen pertenecía al grupo de los que aún trataban de

asimilar todo lo que estaba ocurriendo, sin lágrimas y sin rezos, solo se sentó en

una banca tratando de pensar, no obstante, el ruido era demasiado como para

siquiera concentrarse. Vio a otro sacerdote más joven que el de la entrada corriendo

para apoyar en el ingreso. Tenía los ojos grises y el cabello castaño claro y

aparentaba ser un par de años mayor que ella, le susurró algo al oído al sacerdote

mayor y poco después cerraron la puerta y apagaron las luces lo cual provocó que

la gente se inquietara.

—Silencio todos, por favor— dijo el más joven en voz baja y las miradas se

Caminos de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora