Hasta ese momento no había visto a ninguna otra persona más que a Eliot, César
y Martin y ahora dos de ellos habían decidido irse por su cuenta. Adam tenía la idea
de que no había gente en las calles porque todos estaban ocultos en sus casas,
recuperándose en el hospital o solicitando ayuda en la comisaría. Por eso decidió
que no lograría nada regresando al museo, si Helen continuaba con vida, estaría
pidiendo ayuda.
— Eliot, la comisaría no está muy lejos de aquí. Iré hacia allá— dijo en voz alta, pero
él no le respondió.
Miró hacia el lugar en el que lo había visto por última vez y para su consuelo, él
seguía ahí, sentado junto a uno de los botes. Él no se dio cuenta de que lo
observaba así que no se desgastó despidiéndose una vez más de él.
Dio media vuelta y caminó lentamente, pero con pasos firmes hacia la comisaría. Y
mientras lo hacía, intentó hacer que su teléfono reaccionara, pero no respondió y
comprobó que el reloj de muñeca seguía sin funcionar, lo golpeó con el dedo índice
en el cristal, pero no había ni siquiera un leve movimiento de las manecillas, era
imposible saber qué hora era. Creía que no había pasado mucho tiempo desde el
incidente, ya que estaba seguro de que todo había iniciado justo a la medianoche
cuando comenzó con la exposición de la momia.
Aprovechó la caminata a solas para pensar en lo que había ocurrido y lo que no
pudo decir a sus compañeros porque sabía que al igual que él no lo comprenderían
y solo se atormentarían con la historia. Recordó que estaba escuchando con
atención al arqueólogo que estaba dando un discurso, listo para hacer la traducción
de lo que había dicho cuando escuchó gritos afuera de la sala y empujaban la puerta
con fuerza lo cual le hizo pensar que las personas estaban desesperadas por entrar
y que eran detenidos por los guardias de seguridad, pero poco a poco los gritos
dejaron de escucharse como reclamos y se convirtieron en gritos de terror. Las
alarmas de sismos e incendios se activaron simultáneamente, el sarcófago se abrió
y de ahí salió lo que creyó que era una momia descubierta años atrás. Pero era más
que eso, él lo sabía.
Dejó de caminar cuando vio la enorme reja de la comisaría abierta de par en par, al
igual que la puerta principal.
— Muy bien. Tienes que calmarte, Adam— se dijo en un susurro—. Todo estará
bien.
Solo dio un paso y enseguida sintió que alguien lo tomó con fuerza del hombro. Miró
lo que tenía encima y vio que era una mano pálida, huesuda y arrugada, con uñas
largas y amarillentas.
—¿Tiene una moneda para que pueda comer?
Era una anciana, llevaba puesto un largo vestido blanco y floreado y cubría su
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Caminos de medianoche
HorrorUn culto siniestro se estableció en las tierras de Kenny's Lake y Candy's Dock. Trescientos años después volvieron para recuperarlas. Durante un evento histórico, comenzó la peor noche de todos los habitantes de estos pueblos, desatando el mal del...