PARTE 9: ADAM LADO B

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— Por la cloaca será más conveniente— dijo con un tono firme—. Es un espacio

cerrado y no hay muchos lugares a donde ir, pero no creo que esas cosas puedan

entrar por ahí. Creo que estaremos a salvo.

Pero ¿en realidad estaba seguro de que sería la mejor opción? Claro que no, aun

así, creyó que tal vez tendrían más posibilidades de encontrarse con las criaturas

aladas si iban por las azoteas.

Cuando propuso ir por la cloaca nadie se negó y eso hizo que en realidad

comenzara a creer que confiaban en él, algo que no apreciaba en un momento como

ese porque lo que menos quería era que sus compañeros lo culparan de lo que

fuera que pudiera salir mal si tomaban una mala decisión, pensando que sería lo

mejor.

Antes de salir se equiparon con objetos que encontraron en el cuarto. Las patas de

unas sillas y una lámpara sirvieron como armas. Eliot abrió la puerta y fue el primero

en asomarse para verificar que la zona estuviera despejada y en cuanto se aseguró

de que no había nada que pudiera atacarlos hizo un movimiento con la mano y

salieron de ahí, directo a la primera planta donde estaba el cuarto de servicio, ahí

se hallaba la compuerta que los llevaría a la cloaca.

La puerta ya estaba abierta, y aunque no lo dijeron en voz alta, todos estaban

seguros de que algunos habían tenido la misma idea que ellos y tal vez encontrarían

sobrevivientes abajo, así que sin pensarlo mucho bajaron de un brinco.

Martín, que era uno de los guardias de seguridad, llevaba una linterna consigo y no

dudó en usarla para alumbrar el camino. El otro hombre que los acompañaba se

llamaba César.

— No parece haber peligro— dijo Martín— ¿Hacia dónde iremos?

— Deberíamos buscar la manera de salir del centro del pueblo— opinó Eliot, pero

el resto no parecía estar de acuerdo con su propuesta—. No sabemos hasta donde

se extendió esto.

— ¿No tienes una familia en la cual pensar? — le preguntó César molesto.

Eliot era un hombre divorciado y sin hijos, toda su familia vivía en otro estado y no

tenía a nadie por quien preocuparse, por lo menos nadie que estuviera en el mismo

lugar que ellos. Martín no tenía hijos y su esposa recientemente lo había dejado

porque descubrió que él le fue infiel con otro hombre, pero César si tenía familia,

una esposa y tres hijas que vivían muy cerca del centro de Kennys Lake a escasos

kilómetros del museo. En ese momento César era el que manifestaba más urgencia

por salir de ahí, sin interesarse mucho por el cuidado y el sigilo que debían tener

para evitar ser atrapados. Adam sabía que sus papás estaban lejos porque se

habían ido hace horas y su hermano ni siquiera vivía ahí así que su única

Caminos de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora