PARTE 46: ADAM LADO A2 Y HELEN LADO B1

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Hijo

Helen permaneció oculta entre las tumbas y altos mausoleos. Desde donde estaba,

vio a los sacerdotes caminando por el cementerio para reunirse en la vieja iglesia y

durante todo ese tiempo ella permaneció escondida. Entraron a la iglesia y ella

pensó en ir tras ellos y escuchar cuales eran sus planes. Caminó con sigilo e ingresó

a la iglesia y escuchó todo, oculta en uno de los confesionarios al que llegó a

hurtadillas.

—No hay señales de él—dijo uno de ellos—. Parece que ni siquiera está aquí.

—Nos reunimos con el hermano Daniel en su templo, dijo que uno de sus feligreses

fue voluntaria para buscarlo, pero no lo vio por ninguna parte.

—Es como si hubiese desaparecido.

Helen miró fijamente al sacerdote que había dicho eso ultimo y lo reconoció. Era el

hombre al que había golpeado cuando llegó a la catedral.

—¿Qué haremos ahora?

—Seguir buscando, es lo único que podemos hacer.

—¡No podemos continuar así! — exclamó el que había sido golpeado por Helen—.

Han pasado horas y no ha amanecido, esto es más de lo que podemos hacer.

—Y no amanecerá jamás si no lo encontramos. Andando.

A regañadientes, los sacerdotes salieron de la iglesia y ella se quedó en el

confesionario, cerró los ojos y suspiró, estaba cansada de todo lo que había sido

obligada a vivir.

Y mientras ella estaba ahí oculta, sentada en el confesionario con las manos

cubriendo su rostro, Adam caminaba melancólico por las calles de lo que había sido

su hogar. El lugar que durante muchos años considero monótono era su hogar y lo

amaba, ahora no era más que destrucción. Y él estaba solo.

Sabía que Helen estaba en la vieja iglesia del pueblo. Fue lo que Belly le había

dicho, que sin importar en donde estuviera, él lo sabría. Se dirigió hacia allá, pero

en su camino vio a sacerdotes que discutían entre ellos, se escondió detrás de un

coche y esperó no ser visto. Ellos pasaron sin percatarse de su presencia y cuando

lo hicieron él se sintió aliviado, no sabía lo que ellos querían, pero estaba

convencido de que estaba relacionado con él.

Se enderezó y se dirigió al cementerio y justo cuando se aproximaba, vio salir a su

novia de la iglesia, pero ella aún no se percataba de que él estaba cerca. La miró a

lo lejos y se preguntó en donde estaba esa bella sonrisa que siempre emanaba, sus

ojos que alguna vez fueron brillantes no demostraban emoción alguna, el rostro que

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ella procuraba con rutinas que él consideraba inútiles, ahora estaba sucio y con

moretones. Era Helen, era su novia, pero no había nada en ella de lo que hubo 24

Caminos de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora