—¡Belly detente! — exclamó—. Quiero hablar contigo, por favor.
El niño dejó de tocar las campanas. Continuó con las manos sobre las orejas a pesar
de que sabía que ya no había ningún ruido alrededor. El molesto retumbar de las
campanas había cesado, pero él todavía podía escucharlas en su cabeza. Se
enderezó y vio a Belly que estaba a su lado.
—¿Has tomado tu decisión?
Sujetó al niño de las solapas y lo sacudió con fuerza incluso lo levantó del piso, pero
Belly no parecía molesto, solo rio, mofándose de él.
—¡No lo haré hasta que me digas en dónde está Helen! Y no quiero escuchar tus
estupideces de que no puedes decírmelo. Tú sabes en donde está.
Belly lo empujó con tanta fuerza que Adam se quedó sorprendido, no creía que un
niño pudiese tener la fuerza para empujar a un adulto de ese modo.
—Adam, tú y ella están separados por un enorme mundo. Te trajimos aquí, al
mundo de nuestro maestro para que estés con la gente que perteneces, con tu
verdadera familia que te ha cuidado durante estos veinte años.
—¿A qué te refieres con que me trajeron?
—Ese accidente que tuviste en tu coche no fue una coincidencia— dijo entre risas,
bastante satisfecho por haberlo dicho.
Belly dio media vuelta e intentó caminar, pero Adam lo detuvo llamándolo por su
nombre, el niño lo miró por encima del hombro y arqueó las cejas esperando a
escuchar lo que iba a decir.
—Haré todo lo que quieran, pero déjame volver por un momento.
Giró sobre sus talones y cruzó los brazos.
—¿Por qué?
—Solo necesito unos minutos.
—No puedes engañarme, Adam, sé qué quieres buscar a tu novia.
—¡Si! — exclamó—. Eso es lo que quiero, es obvio. Quiero buscarla y saber que
está bien, luego volveré, lo prometo. Y si no vas a permitirme ir con ella, déjala ir,
por favor, y asegúrate de que esté a salvo. Ella no tiene la culpa de nada de esto.
El niño estaba listo para rechazar la petición y Adam sabía que lo haría. Se acercó
a él, colocó las manos sobre los hombros de Belly y le suplicó que le permitiera ir,
porque después de todo, sería la última vez que la vería ya que según los planes
que tenían, Adam estaría condenado a vivir a lado de ellos por la eternidad.
—Te daré un par de horas—dijo Belly fastidiado—. Sabrás en donde está. Debes
volver o las consecuencias serán fatales para ti y para los que quieres. Solo
recuerda que nuestros amigos atacaron tu mundo, así que no intentes engañarme,
porque podemos repetirlo y será mil veces peor, eso te lo garantizo, Adam James
Price.
Adam asintió.
—Prometo que volveré.
Belly chasqueó los dedos.
Y cuando abrió sus ojos, Adam descubrió que estaba de nuevo en su automóvil, la
bolsa de aire estaba ahí frente a su rostro, las luces parpadeaban, pero era
imposible encenderlo. Abrió la puerta dándole una fuerte patada y vio Kennys Lake
como era realmente: en el piso había gente que había perecido, otras personas
lloraban sentadas en la acera, los faroles de las calles estaban encendidos pero la
luz era muy tenue. Había heridos, militares, policías y médicos. Saqueadores se
habían apropiado de las calles y prueba de ello era que había más de un negocio
con las puertas y ventanas rotas.
Vio más coches a su alrededor, pero al igual que el suyo, estaban inservibles, pero
lo que más llamó su atención, fueron los agujeros de balas que había en los
parabrisas de algunos automóviles. Continuó caminando hacia cualquier lugar que
no fuera esa calle en la que casi perdía su vida y con cada paso que avanzaba se
daba cuenta de que el horror había sido peor de lo que creyó. Muchas personas
estaban muertas y vio más coches estrellados contra los postes, paredes, volcados,
incluso algunos estaban destruidos.
A pesar de todo lo que había ahí, trató de ser fuerte. Tenía que reunirse con Helen
y hallar el modo de salir de ahí, porque a pesar de su promesa, estaba decidido a
no ayudarlos a concretar su plan.
Helen lado A: parte 33
Helen lado B1 parte 36
Helen lado B2 parte 37
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Caminos de medianoche
HorrorUn culto siniestro se estableció en las tierras de Kenny's Lake y Candy's Dock. Trescientos años después volvieron para recuperarlas. Durante un evento histórico, comenzó la peor noche de todos los habitantes de estos pueblos, desatando el mal del...