PARTE 30: ADAM LADO A2

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—¡Belly detente! — exclamó—. Quiero hablar contigo, por favor.

El niño dejó de tocar las campanas. Continuó con las manos sobre las orejas a pesar

de que sabía que ya no había ningún ruido alrededor. El molesto retumbar de las

campanas había cesado, pero él todavía podía escucharlas en su cabeza. Se

enderezó y vio a Belly que estaba a su lado.

—¿Has tomado tu decisión?

Sujetó al niño de las solapas y lo sacudió con fuerza incluso lo levantó del piso, pero

Belly no parecía molesto, solo rio, mofándose de él.

—¡No lo haré hasta que me digas en dónde está Helen! Y no quiero escuchar tus

estupideces de que no puedes decírmelo. Tú sabes en donde está.

Belly lo empujó con tanta fuerza que Adam se quedó sorprendido, no creía que un

niño pudiese tener la fuerza para empujar a un adulto de ese modo.

—Adam, tú y ella están separados por un enorme mundo. Te trajimos aquí, al

mundo de nuestro maestro para que estés con la gente que perteneces, con tu

verdadera familia que te ha cuidado durante estos veinte años.

—¿A qué te refieres con que me trajeron?

—Ese accidente que tuviste en tu coche no fue una coincidencia— dijo entre risas,

bastante satisfecho por haberlo dicho.

Belly dio media vuelta e intentó caminar, pero Adam lo detuvo llamándolo por su

nombre, el niño lo miró por encima del hombro y arqueó las cejas esperando a

escuchar lo que iba a decir.

—Haré todo lo que quieran, pero déjame volver por un momento.

Giró sobre sus talones y cruzó los brazos.

—¿Por qué?

—Solo necesito unos minutos.

—No puedes engañarme, Adam, sé qué quieres buscar a tu novia.

—¡Si! — exclamó—. Eso es lo que quiero, es obvio. Quiero buscarla y saber que

está bien, luego volveré, lo prometo. Y si no vas a permitirme ir con ella, déjala ir,

por favor, y asegúrate de que esté a salvo. Ella no tiene la culpa de nada de esto.

El niño estaba listo para rechazar la petición y Adam sabía que lo haría. Se acercó

a él, colocó las manos sobre los hombros de Belly y le suplicó que le permitiera ir,

porque después de todo, sería la última vez que la vería ya que según los planes

que tenían, Adam estaría condenado a vivir a lado de ellos por la eternidad.

—Te daré un par de horas—dijo Belly fastidiado—. Sabrás en donde está. Debes

volver o las consecuencias serán fatales para ti y para los que quieres. Solo

recuerda que nuestros amigos atacaron tu mundo, así que no intentes engañarme,

porque podemos repetirlo y será mil veces peor, eso te lo garantizo, Adam James

Price.

Adam asintió.

—Prometo que volveré.

Belly chasqueó los dedos.

Y cuando abrió sus ojos, Adam descubrió que estaba de nuevo en su automóvil, la

bolsa de aire estaba ahí frente a su rostro, las luces parpadeaban, pero era

imposible encenderlo. Abrió la puerta dándole una fuerte patada y vio Kennys Lake

como era realmente: en el piso había gente que había perecido, otras personas

lloraban sentadas en la acera, los faroles de las calles estaban encendidos pero la

luz era muy tenue. Había heridos, militares, policías y médicos. Saqueadores se

habían apropiado de las calles y prueba de ello era que había más de un negocio

con las puertas y ventanas rotas.

Vio más coches a su alrededor, pero al igual que el suyo, estaban inservibles, pero

lo que más llamó su atención, fueron los agujeros de balas que había en los

parabrisas de algunos automóviles. Continuó caminando hacia cualquier lugar que

no fuera esa calle en la que casi perdía su vida y con cada paso que avanzaba se

daba cuenta de que el horror había sido peor de lo que creyó. Muchas personas

estaban muertas y vio más coches estrellados contra los postes, paredes, volcados,

incluso algunos estaban destruidos.

A pesar de todo lo que había ahí, trató de ser fuerte. Tenía que reunirse con Helen

y hallar el modo de salir de ahí, porque a pesar de su promesa, estaba decidido a

no ayudarlos a concretar su plan.

Helen lado A: parte 33

Helen lado B1 parte 36

Helen lado B2 parte 37

Caminos de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora