PARTE 12: ADAM LADO A

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Abrió los ojos muy despacio, y lo primero que vio frente a él fue la bolsa de aire del

automóvil. El verla le hizo recordar que había sido golpeado por algo que no pudo

identificar, seguido perdió el control del volante y se estrelló contra un poste de luz.

Se llevó una mano a la cabeza mientras se quejaba por el dolor, se miró en el espejo

retrovisor y comprobó que no había ninguna herida en su rostro. Desconocía cuanto

tiempo se había quedado inconsciente, pero imaginó que no había sido mucho ya

que la luna aún estaba en el cielo.

Retiró la bolsa de aire e intentó hacer que el coche encendiera para poder usarlo,

lo cual no consiguió.

— ¡Maldita sea! — exclamó mientras golpeaba el volante.

Buscó su celular en el bolsillo y lo desbloqueó, una pequeña luz iluminó el interior

del automóvil por unos segundos y luego desapareció. Guardó el celular, entrelazó

sus manos, las colocó en el volante y descansó la frente sobre ellas, con los ojos

cerrados y tranquilas respiraciones, permaneció en esa posición hasta que el dolor

en la cabeza cesó. Abrir la puerta fue una tarea difícil y se vio obligado a patearla

para que se abriera, pero cuando lo consiguió se quitó el cinturón de seguridad y

salió del auto. Vio que una gran parte del coche estaba destruida. Y al verlo se

quedó más atónito de lo que ya estaba porque él no tenía ni un solo rasguño.

Miró el automóvil con tristeza. Ahí habían quedado dos años de ahorros y tres años

de uso, la marca que quería en el color que más le gustaba: estaba destrozado

frente a él. Lo miró unos segundos y entendió que ya no le sería útil, aun así, no

quería dejarlo. Y al no haber otra opción, comenzó a caminar hacia la calle donde

se habían quedado los demás, no quiso imaginar sus reacciones cuando se

enteraran que su único medio de escape había sido destruido por algo que ni

siquiera pudo ver. Esperaba que siguieran ahí porque no sabía con exactitud cuanto

tiempo había pasado desde la última vez que estuvo con ellos.

Cuando llegó no los vio por ningún lado lo cual no le sorprendió y con ello imaginó

que ya no querían esperar más o que habían escuchado el impacto del automóvil.

De acuerdo con su teoría, se acercaron al lugar del accidente y lo vieron

inconsciente, tal vez pensaron que estaba muerto, dando por hecho que no podían

hacer nada por él. Ambas opciones eran probables y comprensibles para él.

Tenía que llegar a un lugar en el que estuviera a salvo, caminar solo por las calles

del pueblo en esas circunstancias era algo que le aterraba hacer. Pensó en algún

lugar en el que pudiera pedir ayuda o en donde fuera posible contactar a alguien. Y

mientras repasaba en su mente los posibles lugares, las luces de los faroles

Caminos de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora