Abrió los ojos muy despacio, y lo primero que vio frente a él fue la bolsa de aire del
automóvil. El verla le hizo recordar que había sido golpeado por algo que no pudo
identificar, seguido perdió el control del volante y se estrelló contra un poste de luz.
Se llevó una mano a la cabeza mientras se quejaba por el dolor, se miró en el espejo
retrovisor y comprobó que no había ninguna herida en su rostro. Desconocía cuanto
tiempo se había quedado inconsciente, pero imaginó que no había sido mucho ya
que la luna aún estaba en el cielo.
Retiró la bolsa de aire e intentó hacer que el coche encendiera para poder usarlo,
lo cual no consiguió.
— ¡Maldita sea! — exclamó mientras golpeaba el volante.
Buscó su celular en el bolsillo y lo desbloqueó, una pequeña luz iluminó el interior
del automóvil por unos segundos y luego desapareció. Guardó el celular, entrelazó
sus manos, las colocó en el volante y descansó la frente sobre ellas, con los ojos
cerrados y tranquilas respiraciones, permaneció en esa posición hasta que el dolor
en la cabeza cesó. Abrir la puerta fue una tarea difícil y se vio obligado a patearla
para que se abriera, pero cuando lo consiguió se quitó el cinturón de seguridad y
salió del auto. Vio que una gran parte del coche estaba destruida. Y al verlo se
quedó más atónito de lo que ya estaba porque él no tenía ni un solo rasguño.
Miró el automóvil con tristeza. Ahí habían quedado dos años de ahorros y tres años
de uso, la marca que quería en el color que más le gustaba: estaba destrozado
frente a él. Lo miró unos segundos y entendió que ya no le sería útil, aun así, no
quería dejarlo. Y al no haber otra opción, comenzó a caminar hacia la calle donde
se habían quedado los demás, no quiso imaginar sus reacciones cuando se
enteraran que su único medio de escape había sido destruido por algo que ni
siquiera pudo ver. Esperaba que siguieran ahí porque no sabía con exactitud cuanto
tiempo había pasado desde la última vez que estuvo con ellos.
Cuando llegó no los vio por ningún lado lo cual no le sorprendió y con ello imaginó
que ya no querían esperar más o que habían escuchado el impacto del automóvil.
De acuerdo con su teoría, se acercaron al lugar del accidente y lo vieron
inconsciente, tal vez pensaron que estaba muerto, dando por hecho que no podían
hacer nada por él. Ambas opciones eran probables y comprensibles para él.
Tenía que llegar a un lugar en el que estuviera a salvo, caminar solo por las calles
del pueblo en esas circunstancias era algo que le aterraba hacer. Pensó en algún
lugar en el que pudiera pedir ayuda o en donde fuera posible contactar a alguien. Y
mientras repasaba en su mente los posibles lugares, las luces de los faroles
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Caminos de medianoche
HorrorUn culto siniestro se estableció en las tierras de Kenny's Lake y Candy's Dock. Trescientos años después volvieron para recuperarlas. Durante un evento histórico, comenzó la peor noche de todos los habitantes de estos pueblos, desatando el mal del...