Ataúd cerrado
Había aceptado a su huésped. Por veinte años estuvo dentro de él y lo había
olvidado, olvidó que lo había invitado, que su cuerpo fue su casa. Lo aceptó y lo
reafirmó en el momento en el que prometió que los ayudaría a cumplir la tarea por
la que había sido elegido años atrás. Mientras caminaba, repasaba en su mente
todo lo vivido, concentrándose principalmente en los momentos más felices de su
vida y sintió coraje y repulsión al hacer consciente que incluso en los mejores
momentos, ese demonio había estado dentro de él, observando y escuchándolo
todo, burlándose de él porque sabía que esa felicidad era efímera y que no cumpliría
ninguno de sus deseos.
Adam se recargó en la pared y se concentró para saber en qué lugar se encontraba
Helen. Belly le había dicho que él sería capaz de saber la ubicación de ella y tenía
razón, al concentrarse supo de inmediato que Helen estaba en la vieja iglesia de
Kennys Lake, un lugar abandonado, misterioso y punto de reunión de los más
jóvenes del pueblo con el único propósito de divertirse.
—¿Por qué está ahí? — se preguntó.
Tenía el deseo de que ella estuviera en algún otro lugar, pero no en una iglesia, el
único lugar al que no quería entrar en ese momento porque no quería disgustar a
su viejo amigo a pesar de que había sido capaz de vivir rodeado de símbolos
religiosos sin que lo que estaba dentro de él reaccionara de forma violenta, justo
como le había dicho al padre William Miller once años atrás. Caminó hacia esa
iglesia cuyo antiguo cementerio seguía despertando muchas inquietudes no solo
entre los habitantes locales, sino también a cualquier extranjero que estuviera
interesado en la historia del pueblo.
Recordó un momento específico de su infancia, días después de que fuera
engañado por Belly y las hermanas. Recordó que estaba asustado, llorando en su
habitación, las luces del exterior se metían por su ventana y él tenía miedo de
levantarse y correr las cortinas, tenía miedo de bajar de su cama para buscar a sus
padres o a su hermano. Lloró y vio como la perilla de la puerta se abría y apareció
una mujer, de cabello castaño y largo, vestida con un camisón blanco, se acercó y
se sentó en la cama junto a él, lo cargó y lo sostuvo entre sus brazos.
—Tranquilo, mi amor. Mamá está aquí.
Adam se aferró al abrazo de su mamá y ella comenzó a tararear una canción
mientras lo mecía. Él sabía que en los brazos de su madre estaba a salvo y siempre
estaría bien.
Y mientras caminaba por la oscuridad y destrucción de Kennys Lake, tarareó la
canción que su madre había preparado para él. Y por un momento, sintió que era
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Caminos de medianoche
HororUn culto siniestro se estableció en las tierras de Kenny's Lake y Candy's Dock. Trescientos años después volvieron para recuperarlas. Durante un evento histórico, comenzó la peor noche de todos los habitantes de estos pueblos, desatando el mal del...