Podía sentir el terror recorriendo cada parte de su cuerpo, viajando a través de su
sangre y apoderándose de sus huesos y músculos, y a pesar de esa sensación, no
iba a dejarlo; no podía hacerlo. Entró a la funeraria y bajó de nuevo las escaleras.
Vio a Adam forcejeando con el embalsamador en el piso. El hombre era muy grande
y mucho más fuerte que Adam. Corrió hacia ellos y le enterró el bisturí en la espalda
al sujeto, pero no logró lastimarlo, ella cayó al piso al ser empujada por un solo
brazo de él. El embalsamador dejó a Adam para enfocarse en Helen y en el
momento en el que le dio la espalda, Adam utilizó la sierra para lastimarlo
haciéndole cortes en los brazos y espalda siendo salpicado por una
inconmensurable cantidad de sangre y fue ahí donde Adam se puso de pie, ayudó
a Helen a levantarse y los dos salieron del sótano, corriendo lo más rápido que
pudieron, escuchando las maldiciones del embalsamador y sus pasos furiosos que
se aproximaban a ellos.
Salieron de la funeraria, él los perseguía.
-¡Adam! - llamó Eliot que lo había seguido justo después de que él se fue al
escuchar a Emily hablar sobre la próxima muerte de Helen.
Los dos corrieron hacia donde él estaba y Eliot se quedó perplejo al ver al
embalsamador, un hombre que sangraba, tan grande y fuerte persiguiéndolos como
un depredador.
Eliot se metió la mano en el bolsillo y sacó la pistola que había encontrado en la
casa del vigilante y sin pensarlo disparó las tres balas que el arma tenía, finalmente,
el embalsamador cayó muerto a los pies de Eliot. Soltó el arma, sus manos
temblaban, incrédulo ante el hecho de que había matado a alguien. Helen trató de
relajarse abrazando a Adam, que al igual que ella, estaba demasiado asustado por
lo que habían vivido. Adam permaneció aferrado al abrazo de su novia, pero al ver
la expresión de terror en el rostro de Eliot, se apartó de ella y se acercó a él.
-Eliot, vámonos-le dijo Adam, colocando su mano sobre su hombro, en un intento
por calmarlo.
-Yo lo maté-dijo en voz baja.
-Eliot- Adam volvió a llamarlo-. Está bien, vámonos.
Helen lo sujetó de la muñeca, obligándolo a caminar a lado de ellos.
Volvieron al cementerio en el que se habían ocultado antes y permanecieron los
tres en silencio. Eliot, cabizbajo, con las manos aun temblorosas.
-No era un humano tal cual-dijo Adam para consolarlo.
-Tú nos salvaste- agregó Helen.
-Yo no puedo aceptarlo-dijo Eliot-. No quería matar a un hombre. No era mi
intención.
Adam y Helen intercambiaron miradas llenas de dolor y pena por su compañero
cuyos ojos no habían parado de lagrimear.
-Lo lamento-dijo Eliot dirigiéndose a Adam-. Cuando me contaste sobre ese
tipo, me costó trabajo si quiera imaginarlo. Pero era verdad.
-¿Lo habías visto antes? - preguntó Helen y él asintió-¿Cuándo?
-Cuando esto comenzó. Dios, no sé cuánto tiempo llevamos aquí.
-Tienes razón, no he visto la luz del sol y han pasado horas desde la medianoche-
dijo Helen.
Eliot se limpió el rostro con las mangas, inhaló lentamente y luego suspiró.
-¿Cómo saldremos de aquí? - preguntó.
-No lo sé- confesó Adam-. Ellos no nos dejarán salir.
-¿Ellos? - cuestionó Helen-¿Quiénes son ellos?
-Mereces saber por qué pasó todo esto-susurró Adam-. Sé que sonará raro,
pero te pido que solo me escuches por ahora.
La tomó de la mano y se sentaron en el piso y ahí le contó todo, no omitió ni un
detalle de la historia, le contó sobre las hermanas brujas que habían formado parte
de un siniestro culto que se había instalado en Kennys Lake siglos atrás, de Belly
de lo que pasó cuando era un niño deocho años. Y Eliot volvió a escuchar la historia,
convenciéndose de ella.
-¿No nos dejarán salir a menos que les des lo que quieren? - preguntó Helen
una vez que él concluyó.
Adam asintió.
-Pero no quiero hacerlo, no puedo.
-No perderemos nada intentándolo-dijo Eliot-. Tenemos que salir de aquí, sea
como sea.
Helen estuvo de acuerdo porque también estaba cansada de ese lugar, de correr e
intentar salvarse de algo que no lograban comprender. Por otro lado, Adam no
estaba convencido de que lograrían salir, porque sabía de lo que Belly era capaz,
sabía que él no les permitiría la salida. Suspiró, asintió y apoyó la idea de intentar
irse de Kennys Lake.
Salieron del mausoleo y caminaron por las calles del tranquilo pueblo, cuya
apariencia daba la impresión de no tener ni una sola alma con vida. Avanzaron hasta
que llegaron al lago. Subieron al bote y remaron a Candys Dock.
Y al llegar al pueblo vecino descubrieron algo que de alguna manera ya sabían que
verían, pero que para Adam era mejor que entregarse a la oscuridad a la cual había
sido prometido veinte años atrás.
Nada había cambiado. Ni siquiera en Candys Dock.
La tierra que alguna vez perteneció a ese culto seguía maldita.
Continúa leyendo en la parte 58
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Caminos de medianoche
TerrorUn culto siniestro se estableció en las tierras de Kenny's Lake y Candy's Dock. Trescientos años después volvieron para recuperarlas. Durante un evento histórico, comenzó la peor noche de todos los habitantes de estos pueblos, desatando el mal del...