PARTE 19: HELEN LADO B2

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— Dispárales si quieres. A mí me da igual.

Cerró los ojos y apretó con fuerza la mano del sacerdote. Pensó en cuales eran sus

opciones ¿Pedirles que tuvieran piedad? ¿Limitarse a esperar lo peor? Comenzó a

llorar y de inmediato sintió la mano libre de Jack que la tomaba del hombro. Con su

mano derecha sostenía la derecha de Helen y con la izquierda la rodeaba para tocar

su hombro izquierdo. Era un abrazo que pudo reconfortarla un poco. Y tal vez fue

eso lo que hizo que el hombre decidiera no matarlos, pero tampoco quería que sus

compañeros creyeran que era débil.

— Solo al buscapleitos— dijo él.

Y antes de que pudiera hacer algo, Helen escuchó un disparo, y oyó las quejas del

sacerdote.

— ¡Vámonos! — exclamó uno de ellos.

Tomaron su botín y se fueron dando brincos y gritando frases llenas de burla. Helen

abrió los ojos y vio al padre tirado en el piso, sosteniendo la parte herida que no

paraba de sangrar. Le habían disparado muy cerca del muslo derecho, apenas

rozándolo, pero si causándole una herida.

— Padre— se acercó a él. —. Vas a estar bien, te llevaré al hospital y

— No hay tiempo. Hay que ir a la catedral ahora mismo.

— ¿Qué? ¿Por qué la catedral? Quiero que me expliques todo ahora.

— En la catedral

— ¡Ahora! Mencioné el dibujo de Adam y tu rostro cambió y de repente era

importante encontrarlo cuando ni siquiera te interesabas en él. Quiero que me digas

la verdad ¿Por qué es tan importante ese libro? ¿Por qué hay que ir a la catedral?

¿Y qué tiene que ver Adam con todo esto?

El padre se arrastró hasta que llegó a la pared y en ella se recargó. La miró con

poca simpatía.

— Hoy despertaron los demonios—dijo con seriedad—. Uno de ellos había estado

dormido por siglos, pero hoy fue despertado ¡Lo despertaron! Y ese fue tu Adam.

Al escuchar eso, Helen soltó una risa sin alegría, el rostro del sacerdote no delataba

que lo que le decía fuera una broma, sino que demostraba estar furioso. Helen se

aclaró la garganta y realizó su siguiente pregunta.

— ¿De qué estás hablando? ¿Qué relación tiene Adam con todo lo que está

sucediendo aquí?

— Es un emisario, fue elegido hace mucho tiempo, desde que era niño. Por eso los

dibujó, eran sus recuerdos, no pesadillas. Tu novio ha tenido un demonio dentro de

él todo este tiempo y si no nos damos prisa, hoy lo dejará salir y destruirá todo lo

que queda del pueblo, para después seguir con el resto del país, luego el continente

y

—Estás loco— le interrumpió con brusquedad.

Se levantó y amenazó con irse y dejarlo ahí desangrándose si no decía la verdad.

— Esa es la verdad— dijo con dificultad— ¿Qué explicación científica encuentras

para justificar la aparición de las criaturas que los atacaron en el museo? Todas las

parroquias nos unimos, rogamos que no abrieran el sarcófago, pero lo hicieron y

Adam estaba ahí para presenciar todo. Recuerdo haberlo visto el día en que

hablamos con el director de ese museo. Yo recordaba haberlo visto, te dije que me

saluda cada mañana cuando nos topamos en la calle, pero también él estuvo en

esa oficina sin decir una sola palabra ¿no te lo dijo? ¿no te contó que doce

sacerdotes pidieron que no se realizara la exhibición?

Helen trató de recordar si su novio había mencionado eso, sin embargo, estaba

segura de que no lo había hecho. Se llevó una mano al bolsillo para palpar la foto

que estaba guardada en el interior. Pensar en esa foto y relacionarla con todo lo

que el sacerdote decía era difícil para ella. Pero podía concederle algo de razón, no

había nada que pudiera explicar el origen de esas criaturas, la chica que danzaba

con los huesos rotos y la muerte que se generó a partir de eso.

— ¿Qué debo hacer? — preguntó cabizbaja, no convencida por completo pero

dispuesta a darle una oportunidad al sacerdote.

Él sonrió y asintió como si quisiera indicarle que estaba haciendo lo correcto.

— Vamos a la catedral, hay que buscar al monseñor Gabriel y

— No, estás herido. Te quedarás aquí, yo iré a la catedral y traeré a ese monseñor

Gabriel ante ti. En esas condiciones nos retrasarías demasiado y si hay más de

esas cosas allá afuera no podrás correr. Cerraré las puertas de la biblioteca para

que estés a salvo.

Aunque Jack no estaba de acuerdo, sabía que Helen tenía razón y que quedarse a

esperar ahí era lo más sensato, de lo contrario solo la retrasaría y los pondría a

ambos en peligro.

— De acuerdo. No pierdas tiempo y vuelve de inmediato— le ordenó.

No hizo más que asentir, él le entregó las llaves de la biblioteca, salió del inmueble

y cerró la puerta para evitar que alguien más entrara.

Y luego inició su viaje a la catedral.

Continúa con Adam en el lado A en la parte 20 o en la parte 21 si estás

siguiendo el camino B1, de la misma manera ve a la parte 21 si estás en B2.

Caminos de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora