PARTE 21

5 2 10
                                    

12 de septiembre del 2004

Adam estaba en el piso, jugando con unos juguetes que el psicólogo infantil

de apellido Anderson le había dado. Se sentó en el suelo a un lado de Adam,

tomó uno de los carros de juguete y comenzó a moverlo por la pista, al igual

que Adam lo hacía. Llevaban un largo rato conversando en la sala de juegos.

— Adam ¿Cuándo empezó todo esto que me has contado?

El pequeño niño dejó de prestarle atención al juguete para mirar al psicólogo

con seriedad.

— Desde que fui a la feria con mis papás y Steve— respondió.

Anderson estiró su brazo para tomar la libreta que había dejado sobre el sillón

e hizo un par de anotaciones, luego miró a Adam.

—¿Eso fue en tus vacaciones? — preguntó aun cuando él sabía la fecha

exacta en la que había sucedido gracias a los padres del niño.

—Si, yo no iba a la escuela.

— ¿Y podrías repetirme lo que viste ahí?

Adam asintió.

— A un niño, las dos señoras y a un hombre que tocaba el piano, todos

estaban en el teatro y las cosas con alas que volaban como las palomas del

parque al que voy con mis abuelos, pero son más grandes y con colmillos,

son grises y todo el tiempo están gritando.

— ¿Como los de los dibujos que hiciste? — Anderson puso su mano sobre la

carpeta que estaba en la mesa de juegos y donde estaban guardados los

dibujos.

El niño asintió. Volvió a mirar los juguetes y continuó jugando con ellos.

ADAM

16 de marzo del 2018

El señor Anderson tenía el cabello más canoso y ya no se sentaba en el piso,

a lado de los niños, sino que estaba en un cómodo sillón y frente a él tenía a

un joven.

—¿Cómo has estado? — le preguntó.

— Bien, muy bien.

—¿Cuántos años tienes? La última vez que te vi eras un niño de este tamaño—

dijo mientras levantaba la mano a la altura de su hombro.

— Tengo 22 años.

Las manos de Adam no dejaban de temblar, él trataba de disimularlo.

Anderson prestó un particular interés al hecho de que se las apretaba con

fuerza.

— Si que has crecido, me haces sentir como un viejo. Y dime ¿Qué has hecho?

— preguntó sin dejar de mirar sus manos.

Adam notó que las miraba así que las metió en los bolsillos de su chamarra.

— Bueno, yo...me fui de intercambio a Francia por seis meses, y dentro de

poco presentaré un examen, me graduaré y hay una chica que

Caminos de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora