Colorado | Valentín Barco

hora de ponernos serios

Bueno, basta de jodas gente.

Muy lindo todo, las vacaciones, el mundial, bla, bla, bla.

Pero ya empezó la época de estudio, ya entre a la facultad, ya hice todo lo que tenia que hacer.

Mi primer bimestre fue, dentro de todo, bastante tranquilo, fue más un periodo de integración.

Pero luego del segundo cuatrimestre, ya se empezaron a poner serias las cosas.

—¡Brisa! ¿viste que el otro día pasamos por esa cafetería que tenia el café re raro?— me pregunto Sam, una amiga de la facultad.

Yo alce la vista de mi libreta, asentí y deje que siga hablando.

—Pase por ahí recién y me di cuenta que el café no era tan caro, toma, compre dos— me los mostró y me extendió uno —uno para vos.

—Gracias Sam

Sam era como mi Guada de facultad, era buena, inteligente y comprensiva, me apoyaba en las materias y era buena compañera de estudio.

—¿Hoy queres ir a mi depto? quiero probar una receta de budín que me dio mi mamá.

Negué —No puedo, hoy tengo que ver a Valen.

Ella asintió entendiendo.

Se sento a mi lado y cuando el profesor entró, comenzamos a tomar apuntes de lo que decía.

—Ay mi manito— me queje apoyando mi cabeza contra la mesa de madera —ya me canse, ¿cuanto falta para que terminemos la carrera?

—Tres años y un semestre aun— me dijo lo más tranquila mi compañera de bando, yo me queje —pasa más rápido de lo que pensas si compensas el estres con diversión.

Alce una ceja —¿que me recomendas?

—Si no tenes tiempo para salir con tus amigos, pasa tiempo con tu novio, yo creo que es la mejor opción.

—Bueno, voy a tener que pasar más tiempo con valen— negué con la cabeza, ella río —que conste que vos le dijiste.

Agarre mi mochila y salí del edificio de la facultad, me quedé un rato en la parada del bondi.

—¿Hace cuanto paso el último?— le pregunte a una señora que estaba antes que yo.

—Se fue un minuto antes de que vos vengas, justo, justo había doblado la esquina.

Uyyy la puta madre, me voy a tener que comer media hora esperando ahora.

Le agradecí a la mujer y me apoye en la parada y me quede mirando mi celular, hasta que sentí que alguien llamó mi atención.

—¿Te conozco?— le pregunte al chico que se encontraba parado frente a mi.

—Capaz y no— nego con una sonrisa —soy Gonzalo, estamos juntos en Filosofía dos.

Abrí la boca un poco y luego de unos segundos empeze a asentir lentamente.

—Si... Gonza, si, em ¿todo bien?

—No sabes quien soy— negué con la cabeza —no importa, te reconocí por los pelos locos— sonrio señalando su cabeza.

Yo abrí los ojos y avergonzada empeze a peinarme los pelos con la mano.

—Perdón, vivo apurada— dije con vergüenza.

El nego —no es feo, es... lindo.

Sonreí amable, nos quedamos unos segundos en silencio, yo de vez en cuando miraba hacia la calle, esperando a que el bendito colectivo pase.