es ahora, no hay marcha atrás

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Deje la última prenda de ropa en mi valija, me aleje un par de pasos y me quedé mirando a un punto fijo, con mi mano en mi boca mordiendo mi uña.

Hoy tenia que viajar a Brasil, el sábado se disputaba la tan ansiada copa libertadores.

Valen había llegado recién ayer en la mañana, casi no habíamos tenido oportunidad de hablar, mucho menos de vernos. Con todas las concentraciones, el viaje.

Estaba muy nerviosa, faltaba cada vez menos, pero a la vez sentía que el tiempo no pasaba más, todo se hacía eterno.

Cerré la maleta y salí del depto una vez llego mi amiga, guada se había ofrecido a cuidar a Coco y a Reina, la gatita que habíamos rescatado con mi pareja.

—Los voy a estar apoyando desde acá Bri— dijo ella antes de irme —con todo, quiero esa copa, deciselo a tu wacho.

Yo asenti y me fui hasta el aeropuerto, viajaba con la familia de mi novio.

A mi lado estaba Mar, ella estaba tranquila escuchando música y con su celular, luego de unas horas se quedó dormida.

Cosa que yo no pude lograr.

De hecho, hace varios días que no logro conciliar el sueño. Capaz sea por la falta de mi pareja a mi lado, a la hora de dormir, aunque me cueste admitirlo me pasa lo mismo que a Valen, me había mal acostumbrado a dormir con el.

Era eso y recordemos que falta poco y nada para el sábado.

Confiaba a pleno en los chicos, dejarían todo en la cancha y eso era más que obvio, pero esa pequeña gota de miedo, solo incrementaba día a día.

Llegamos al hotel y yo me sente en la cama.

Miraba al piso mientras movía mis pies, agarre mi celular por tercera vez desde que llegue, ya que al bajar del avión, le había mandado un mensaje a mi pareja que ya estaba en Río.

Pero tal y como hace cinco, diez y quince minutos atrás, aún no tenía mensaje de mi pareja.

—¿Quien?— pregunte al escuchar que alguien tocaba la puerta.

—Yo.

—Pasa Mar— le dije a mi cuñada y ella entró por la puerta —¿que paso?

—Recién nos llamó Valen— me aviso y yo la mire confundida —¿a vos te llamo?

—No— le dije y Mar me miro fijamente.

—¿Como? ¿Nisiquiera un mensaje?— negué —Que raro, pensé que te había hablado, por eso no pregunte.

—¿No pregunto por mi?— ella se quedó en silencio, no respondió —no preguntó por mi, entiendo.

—No te pongas mal Bri— se sento al lado mío —seguro es porque esta nervioso— intento tranquilizarme.

Yo solo asentí, ninguna dijo nada más.

—Hoy salimos a comer, ¿venis con nosotros?— me pregunto y yo asentí —salimos en un rato, baja porfa.

La chica se fue y me dejó nuevamente sola. Yo me tire de espalda en la cama y solte un suspiro cansado.

Los nervios me carcomian, me dolía la cabeza y mi panza daba vueltas, aunque no haya comido nada aun.

Agarre mi teléfono, entre al chat de Barco, nada, nisiquiera lo vio todavía, ni este, ni los anteriores.

Entre a instagram y mire las fotos de la cuenta de Planeta Boca.

Mire las fotos de los hinchas de Boca que fueron agredidos por los del Fluminense.

Después nosotros somos los malos, los agresivos y que se yo.

No pidan que cuando les toque ir a casa los revisamos como amigos.

Me llego un mensaje de mi cuñada que me pedía que baje, ya estaban listos para irse, así que hice lo que me pidió.

Salude a los papás de mi pareja y fuimos a un bar a comer algo.

Pedí algo liviano para comer, no tenía tanta hambre. Pero pasaban los minutos, mis acompañantes comían tranquilos y charlaban entre sí.

Yo solo miraba mi plato, movía la comida con mi tenedor, pero nada, habré comido dos o tres pedazos de la carne, ya sentía todo un revoltijo en mi estómago.

—Permiso— dije levantándome rápidamente de la mesa, llamando la atención de los contrarios.

Prácticamente corri hasta el baño, entre a un cubículo y no pude evitar sacar de mi sistema lo poco y nada de lo que comí, incluso lo que no.

—¿Bri?

—Bri, ¿donde andas?

Esas eran Mar y Clau, estaban afuera de donde yo estaba.

Me levante del piso y agarre un papel, para limpiarme la boca.

Abrí la puerta y pase por al lado de ellas, camine hasta la pileta y me enjuague.

—¿Que paso?— pregunto asustada la madre de mi novio.

Me encogí de hombros.

—No se, no puedo pasar nada.

Dije y ellas me miraron con los ojos abiertos.

—¡No! No estoy embarazada— apoye mis manos en los hombros de mi suegra —son los nervios, el partido, Valen, no- no me llamó, hace casi una semana que no se nada de él.

Escuche como la mujer soltó un suspiro aliviada, solte una risita.

—Todo va a estar bien Bri, ya vas a hablar con el, seguro Valen te extraña mucho— me aseguro —voy a volver con tu papá, esta solo y va a comer cualquier cosa.

Nos aviso y se fue, yo me quede con Mar y ella apoyo su mano en mi hombro.

—Esta bien Bri, capaz Valen esta tan nervioso, que no quiere preocuparte.

Asentí y ella se fue.

No puedo seguir esperando a que sea sábado.

[...]

40 minutos para que pase lo que todos esperamos.

Pase lo que pase, siempre orgullosa de formar parte de este hermoso equipo.

Aguante Boca, y vamos por la séptima.
7️⃣💙💛💙

Colorado | Valentín BarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora