brisa, por favor

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—Bri.

Su voz se escuchaba poco calmada.

Estaba a un metro de distancia de mi, más o menos, me miraba fijamente, estaba tenso, lo podía notar hasta un kilómetro de distancia.

—Que queres ahora Barco ¿no tenes una novia con quien estar en lugar de estar conmigo?— dije cruzandome de brazos.

El hizo una mueca, bajo la cabeza y se rasco la nuca.

No, no te hagas el nervioso, la cagada te la mandaste vos.

—Escúchame Brisa, yo, cuando te vi en mi casa, eh ¿por que no me dijiste que ibas?— mezclaba las palabras, no se le entendía bien.

—¿Para que? ¿para que le digas a Agus que espere un poco para hablar conmigo? no los iba a molestar tanto, por favor.

—Yo se que estas enojada Bri.

Fua, descubrió América el pibe.

—¿Enojada, con vos?— pregunte con ironía —no te creas tan importante Valentin, por favor.

—No, no me creo importante Bri, quiero aclarar las cosas con vos.

Solte un suspiro, creo que fue una mala idea esto.

—Mejor me voy, me di cuenta que no quiero hablar con vos— dije dándole la vuelta.

Escuchaba al colorado seguirme los pasos, el me llamaba, pero no me volteaba.

—Brisa, por favor escúchame— dijo llegando a mi lado, agarrando mi mano.

Me dio vuelta y la sensación de llorar me llegó casi al instante.

—¿Sabes por qué fui a tu casa?

El nego —es eso exactamente lo que necesito entender.

Humedeci mis labios con la lengua, captando la atención del ojimarron al instante, decidí ignorarlo.

—Fui a hablar con vos, quería aclarar todo de una vez.

El fruncio el ceño —¿todo? ¿que todo?

—¡Me gustas Valentin! ¿como carajos podes ser tan ciego para no darte cuenta?

Dije eso y el se quedo callado, había soltado mi mano, yo solte un bufido.

—Hice mal ¿sabes?— pregunte retoricamente —hice mal en enamorarme de vos, en pensar que vos eras diferente, ¿pero sabes algo Barco? sos igual de mierda que todos los hombres.

Sentencie y me di la vuelta, alejándome de el, Barco tardo unos segundos en reaccionar, me siguió pero esta vez no me di vuelta, apresure mi paso.

Deje finalmente las lágrimas caer por mis ojos, mientras caminaba y me alejaba de él, y por un momento, creí que funcionaria.

Pero claro, olvide el pequeño detalle que el es deportista, ni en un millón de años podría superarlo en algún aspecto físico.

Lo entendí cuando sentí mi cuerpo chocar contra su pecho, quise alejarme, pegarle o algo.

Pero el me rodeo con sus brazos y me apretó contra el, evitando que me mueva.

—Basta, andate, no te quiero cerca, por favor— le rogaba entre lágrimas.

—No, no me voy a ir, Brisa por favor, perdóname.

Negué con la cabeza.

—No, no te mereces mi perdón, ni vos, ni Agus— le dije poniendo mis manos en su pecho, para separarme un poco, pero no hizo la diferencia.

Finalmente me rendí, entendi que era en vano luchar contra el.

Me calme y baje mis manos, Valentin lo noto y se relajo el también, aunque no deshizo su abrazo.

Con el paso del tiempo me acostumbre y de hecho se sentía bien, en sus brazos sentía paz y tranquilidad, aunque en un principio no era lo que quería sentir en este momento.

—Brisa, escuchame— dijo luego de un rato apoyando su mentón en mi cabeza —te quiero.

No, no me digas eso.

—No me queres— negué con la cabeza —si me quisieras no serias novio de la que se supone era mi amiga.

—Soy una bosta de hombre y lo admito, hice mal y no te merezco, pero por favor, perdóname, yo a Agus no la quiero— aseguro en mi oido.

—¿Por que con ella? ¿que tiene ella que yo no tengo? bueno, además de ser más linda que yo, más social, deja, ahora lo entiendo.

Aproveche que el estaba distraído y me aleje, empezando a caminar en sentido contrario.

—¿Vas a hacer que te siga hasta el fin del mundo Brisa?— lo escuche en mi espalda, estaba cerca.

Negué —No hasta el fin del mundo, sino hasta que te canses de seguirme Barco.

Escuche un suspiro cansado de su parte, seguido por su brazo al rededor de mis hombros.

Luego con su otra mano, tomo mi cadera rápidamente y me volteo, bajo la otra mano, acercó nuestros cuerpos y me sonrió, con ese brillo en su cara que tanto me encantaba.

—Bueno, entonces te voy a seguir hasta el fin del mundo Bri— dijo calmado acercando su rostro al mío —porque yo no me voy a cansar de seguirte, ¿queres estar enojada conmigo siempre? ¿toda tu vida? hacelo, pero yo no me voy a cansar Brisa.

Mordi mi labio, estaba muy cerca.

Nisiquiera les voy a decir que me quería alejar de el, porque no lo quería.

—Te odio Barco— dije para acto seguido tomar con mi mano su nuca y finalmente pegar sus labios a los míos.

Esto lo tomo por sorpresa, pero no pasaron ni dos segundos hasta que el respondió con ganas al beso.

Ambas manos de el se encontraban en mi cintura, tratando de que la distancia que separaba nuestros cuerpos sea mínima.

Se sentía caliente, su boca, sus manos, su cuerpo, todo.

Y yo no estaba mejor que el, y no fue hasta que sentí una fría gota de agua caer sobre mi cabeza que sentí alivio entre tanto calor.

Pronto un chaparrón de lluvia cayó sobre nosotros, pero eso no nos alejo.

—Brisa, por dios— el primero en hablar cuando nos separamos por falta de aire fue el.

No me dijo responder cuando volvió a besarme, pero esta vez el tomo el control del beso y se notaba a simple vista.

El beso fue más calmado, trasmitia amor y cariño, era tal y como me había imaginado nuestros primer beso, más allá de que fuese el segundo.

El se separo, pero pego nuestras frentes, estábamos mojados por la lluvia y eso me causaba algo en la panza.

—Decime que la deje— susurro sobre mi boca, no entendí a que se refería —Brisa, decime que la deje y yo la dejo, solo quiero estar con vos, con nadie más.

Colorado | Valentín BarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora