Incendio.

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Esa mañana dieron un paso para transportarse a la montaña, Xie Lian sintió que no había recibido sol o respirado aire puro en décadas

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Esa mañana dieron un paso para transportarse a la montaña, Xie Lian sintió que no había recibido sol o respirado aire puro en décadas. Jun Wu lo tomó de la mano y lo invitó a caminar, Xie Lian estaba encantado. Su aparente felicidad se vio interrumpida por un rayo a plena luz del día, Xie Lian se cegó momentáneamente, Jun Wu lo cubrió y saltó lejos junto con él. Xie Lian se mantuvo aferrado a su cuerpo, aunque ya no hubiese peligro. El rayo fue el descenso de varios Oficiales Celestiales, dioses de alto rango. Intercambiaron miradas serias, cansados del silencio y de sólo mirarse, Jun Wu preguntó:

—¿A qué han venido?

—¿Por dónde empezamos? — habló el Señor Maestro del Fuego—. El Emperador Celestial ha muerto durante su calamidad celestial.

El asombro de Jun Wu fue sincero; sin embargo, consiguió molestar al resto de dioses.

—Lamento mucho su pérdida— Jun Wu cerró los ojos e inclinó la cabeza.

—Oh, ¿entonces le reconoces como el Emperador y no cuestionas su autoridad? — cuestionó el dios del rayo.

El gesto solemne de Jun Wu cambió por uno desafiante.

—¿A qué viene esa pregunta? Yo no soy un rebelde, decidí alejarme de los Cielos para proteger mi reino.

—...Su Majestad decretó una última orden: Todos los dioses y oficiales deben volver a los Cielos, donde residirán por toda la eternidad. Reconociendo su autoridad como el Emperador de los Cielos, cada uno de nosotros acatamos su mandato.

Jun Wu estaba anonadado, y si él lo estaba, Xie Lian estaba devastado. Jun Wu era un dios, su lugar estaba en los Cielos, naturalmente. El temor de Xie Lian se consolidó...Lentamente sus brazos cayeron. Jun Wu se alteró y sujetó su mano rápidamente, su gesto se tornó complicado.

—...Mientras tú te casabas con un mortal y festejabas cuando se supone que tu reino pasaba austeridad, nuestra Majestad no pudo salvar su propia vida. Si deseas tomar su lugar-

—Me niego.

El dios del trueno se enfadó porque le interrumpieron y encima con una respuesta arrogante y desfavorable.

—Es verdad, mi reino ya no corre peligro— continuó Jun Wu con seriedad—, pero tengo una razón para no regresar, adquirí un compromiso muy importante y no pienso desestimarlo con tanta facilidad.

Xie Lian no podía con tanta felicidad, por el contrario, los dioses estaban aún más molestos. El Señor Maestro del Fuego intervino:

—¿Te refieres a tu matrimonio? Entonces, ¿después de su muerte volverás a asumir tu deber como dios?

Xie Lian estaba tenso por oír la respuesta de Jun Wu; no obstante, éste asintió en silencio. El dios del fuego no tuvo piedad en acusar:

—¿Él te parece más importante que atender las plegarias de tus devotos?

En cada universo. | BaiLian/JunLian| - 26Donde viven las historias. Descúbrelo ahora