Flor de papel.

19 6 111
                                    

Amanecieron abrazados como dos gatitos, como si la perversión de anoche no hubiese existido. El sol los convirtió en humanos de nuevo, actuaron como caballeros y salieron de la posada del amor, tomaron diferentes caminos. Xie Lian se había cambiado de ropa y Bai WuXiang se quitó su máscara a medio camino, ya que no muchos conocían su rostro, pasó desapercibido. Xie Lian no podía creer que los dos se hayan salido con la suya.

...

Xie Lian estaba en su casita de la bondad, leyendo algún libro.

—Nadie viene aquí...Talvez deba convertir este lugar en una biblioteca— hablaba solo.

Miró la casa vacía, las sillas vacías, las bancas vacías, el sol entrando sin permiso por las ventanas, el viento allanando a propiedad.

—Bai WuXiang no ha venido en días...— pensó con dolor.

Realmente lo extrañaba.

Recordaba los primeros días, cuando estaba lleno de gente. Cuando todos se fueron trató de rehabilitar personas con delitos menores; sin embargo, ni uno le prestó atención. Por último, solicitó a Hua Cheng que enviara a Bai WuXiang a sus clases. A Bai WuXiang le faltaba un año de condena.

Esa vez fue a visitarlo a la cárcel.

—¡EEH, ES MI PRIMO IDIOTA! — saludó Qi Rong, pues trabajaba aquí de carcelero.

Hua Cheng lo pateó y lo estampó en la pared sin mucho esfuerzo. Xie Lian sonrió con lástima, pero no se inclinó a favor de nadie, no olvidaba que Qi Rong fastidiaba a Hua Cheng cuando era un niño. Caminaron por las celdas como si fuera una perrera y Xie Lian escogiera el cachorro que más le gustaba.

—Este es el preso— Hua Cheng se detuvo frente a la celda de Bai WuXiang.

Xie Lian le sonrió amable, Bai WuXiang estaba sentado en la oscuridad, pero todavía pudo ver el brillo de su sonrisa. Se sintió como un perro hambriento al que le mostraban un jugoso filete.

—¡Sí, es él! Dudo que los pobladores quieran seguir manteniendo a un...ahem, asesino, ¿por qué no lo ponemos al servicio de la sociedad?

Hua Cheng no estaba seguro, pero era su bollito quien se lo pedía.

—De acuerdo. Pero, a la más mínima falta volverá a prisión por otros dos años.

Bai WuXiang no podía creerlo, ¡sería liberado!

Xie Lian transformó un año de condena en un año de trabajo comunitario, y por las tardes en clases de bondad.

Su primera clase fue privada, sólo maestro y alumno. Xie Lian leía su libro de filosofía desde su escritorio y Bai WuXiang lo escuchaba desde una banca. En realidad, estaba admirando su belleza, con mejor iluminación lucía mucho mejor.

—Hemos terminado por hoy. Dime qué aprendiste— preguntó Xie Lian.

—...No estoy muy seguro.

—Suele suceder los primeros días— suavizó la mirada—. ¿Tienes alguna duda entonces?

—No.

—¿Alguna frase que haya impactado en tu vida?

—No estoy muy seguro de que haya una.

Bai WuXiang era uno más de los que no prestaba atención a sus clases. Xie Lian se decepcionó.

—Bueno, nos veremos mañana. Cuídate mucho.

Bai WuXiang dejó su asiento, pero no salió de la casa, sino que se acercó a su maestro. Xie Lian tuvo un poco de miedo, aunque confiaba en que sus habilidades de combate le salvarían.

En cada universo. | BaiLian/JunLian| - 26Donde viven las historias. Descúbrelo ahora