Los últimos humanos en la Tierra.

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Antes de que Xie Lian termine su relato Jun Wu ya dedujo su final y se siente asqueado.

—Mis padres siempre fueron distantes, sacrificaron nuestro tiempo en familia para que su hijo pudiera abordar una nave segura...y para salvar al resto de la humanidad— la voz de Xie Lian empieza a quebrarse.

Jun Wu siente un extraño dolor en el pecho.

—Un día...llegó un certificado de defunción a casa de mi tía...No pude quedarme a ver esa injusticia y vine aquí a XianLe— su gesto se torna desafiante—. Los poderosos y demás inversionistas esparcieron la idea que bebés, ancianos y enfermos no soportarían el despegue...

—Y los excluyeron...— usa un tono triste.

Decepcionado, Xie Lian vuelve a darle la razón con un cabeceo.

—La comunidad científica me recibió con los brazos abiertos, pero yo les recordé cuáles eran los propósitos por los cuales lucharon mis padres, entonces no volvieron a recibirme dentro del laboratorio, excepto por uno, Shen Jiu, su asistente más cercano, ahora líder de la comunidad científica. Vine hace tres años, hace uno me di cuenta de que no podría convencerlos de integrar a los enfermos, ancianos y bebés, así que traté de convencerlos de que le dieran a mis padres su merecido reconocimiento, que contaran al resto de la humanidad de que estaban siendo salvados gracias a ellos. Pero hoy...me di cuenta de que tampoco será posible— por fin derrama las primeras lágrimas, aunque las seca inmediatamente.

Jun Wu comprende, Xie Lian es suministrado con alimentos por ser familia de gente importante, pero ese vínculo podría volcarse en su contra e intentarían eliminarlo.

—¿Qué sucedió? — pregunta con suavidad.

—...Son unos egoístas...No quiero que le den reconocimiento a mis padres por un proyecto que no cumplirá con los verdaderos deseos de ellos...Incluso me deshice de mi pase blanco.

A Jun Wu se le escapa un suspiro de asombro.

—¿No abordarás? Tus padres lo hubiesen querido.

Xie Lian niega con desgano y tristeza.

—Mis padres murieron en la Tierra, la Tierra también será mi tumba.

Jun Wu le entrega su total respeto y admiración.

—...Eh, mi historia no es tan maravillosa como la tuya— dice Jun Wu, su garganta duele por la conmoción de la historia anterior—. WuYong es una comunidad de agricultores, la mayoría esperábamos el día que nos llegaran a recoger para subir a la última flota de naves. Un día algunos nos enfermamos de fiebre. Como el estado subsidia a los enfermos, nos llevaron comida en pastilla. Nos recuperamos, pero mis amigos me dijeron que fingiera seguir enfermo para recibir más comida. Yo no estuve de acuerdo, entonces ellos fingieron estarlo.

» Los que estuvimos enfermos tuvimos un brote extraño en la piel, los que se acercaron a nosotros se contagiaron y sucumbieron a la fiebre.

Xie Lian se asusta.

—Las autoridades, al darse cuenta de esto, cercaron el pueblo, dijeron que no iban a malgastar comida en enfermos contagiosos y que nos olvidáramos de abordar las naves.

Xie Lian se horroriza.

—La razón por la que no quieren enfermos, ancianos o bebés recién nacidos, es porque tendrían que "desperdiciar" suministros vitales durante los primeros días de viaje en personas que morirán pronto; a excepción de los recién nacidos, pero requiere mucho trabajo cuidarlos, y no invertirán tiempo ni energía en cuidar bebés.

Xie Lian aprieta los dientes con desencanto:

—Primero partieron los ricos, después los más talentosos y estudiados, por último los pobres, pero esas naves tienen la capacidad de llevarse a toda la humanidad.

En cada universo. | BaiLian/JunLian| - 26Donde viven las historias. Descúbrelo ahora