El dios de la agricultura y el dios de las armas. El fantasma del bosque.

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Esta es una comunidad de casas de barro con huesos y techos de paja, tienen cuevas cercanas, algunos todavía las usan para vivir. El sol apenas está saliendo, al igual que un joven sale de su casa de barro, su rostro radiante y lleno de positivismo, es Xie Lian. Como la mayoría de los integrantes de esta comunidad, usa pieles para vestirse y no usa zapatos, su dura suela de callos lo protegen de las espinas.

—Lo intentaré una vez más.

Corre a tomar un tronco de madera y ara la tierra, al poco tiempo está sudoroso y con los pies llenos de tierra.

—Mírenlo, es mi primo el idiota, ¡JAJAJA!

—Qi Rong, ya te lo he dicho, las plantas nacen gracias a las semillas; si enterramos semillas, nacerán plantas de comida.

Qi Rong está acompañado de sus dos aprendices, Feng Xin y Mu Qing, y los tres se ríen de Xie Lian.

—¡JAJAJAJA, a ese ritmo tendremos comida dentro de cinco inviernos! ¡En cambio yo protejo la aldea, TÚ NO HACES NADA!

Xie Lian se seca el sudor y exhala.

—La última vez calculé mal la llegada de la lluvia, esta vez lo conseguiré...

Las últimas palabras apenas y se oyen gracias a las carcajadas de los otros tres.

—Venga, Gran Maestro Hechicero, le hemos preparado un asiento acolchado para que descanse— expresa Mu Qing, súbdito de Qi Rong.

—¡Excelente!

Qi Rong va a descansar mientras sus súbditos le ofrecen comida directamente en la boca. Los niños que no pueden cazar ni recolectar rodean a Qi Rong y lo admiran.

—¡El Gran Maestro es genial!

—El Gran Maestro es mejor que su primo, el hazmerreír, jijiji.

 Xie Lian no le da importancia a los comentarios, ya se acostumbró a ser la vergüenza de XianLe. Él abre una bolsita con semillas, entierra las semillas a cierta distancia de cada una, piensa que así las raíces no se mezclarán bajo la tierra.

Es casi medio día y el resto de los habitantes regresa a XianLe, su rústica aldea.

—Xie Lian, ya te dije que dejes de perder el tiempo con tonterías— es su padre, el líder de la aldea.

—No es una pérdida de tiempo; si logro que funcione, mamá no tendrá que ir a recolectar frutos y semillas al bosque, es peligroso, ya ha sido lastimada varias veces por los animales.

—Ese es el trabajo de las mujeres, tú ya eres un hombre, deberías colaborar en la cacería con nosotros— señala la planicie a sus espaldas, una vasta tierra en la cual los rumiantes pasean y pastan, aunque también merodean los carnívoros.

Xie Lian apenas tiene quince, aún no se siente un hombre y mucho menos se siente capaz de cazar.

—Prefiero ir al bosque, quiero recolectar semillas para sembrar.

—¡Deja de discutir! Mañana vendrás con nosotros a cazar.

Xie Lian suspira con desgano.

—Me gustaría que confiaras más en mí.

—¡Tú no eres como tu primo, él protege la aldea, él sí es confiable, él se expone al peligro con valentía! ¡Mañana vendrás con nosotros! — se marcha junto con los otros cazadores.

Xie Lian tiene mucho miedo, esos cazadores han sido heridos y algunos lesionados de por vida, en el peor de los casos son mutilados o pierden la vida. Teme terminar igual que ellos. Sólo tiene hasta hoy para regar su terreno. Se salta el almuerzo y coge los baldes para ir a traer agua al río que fluye en las entrañas del bosque. Al principio tiene miedo de adentrarse al bosque, sus padres y casi cada aldeano le han aconsejado no entrar.

En cada universo. | BaiLian/JunLian| - 26Donde viven las historias. Descúbrelo ahora