28. Verde Esmeralda

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Cuando la boda de Renatta llega y voy del brazo de Bastian, ya tengo varios días con la herida, pero aún me cuesta caminar un poco.

Llevo sandalias bajas, ya que Bastian me prohibió terminantemente usar tacones, aunque, de igual manera no puedo usarlos.

Llegamos a la iglesia y se me encoje el corazón al ver todo decorado de flores blancas y listones verde esmeralda.

Volteo hacia Bastian, que me sonríe y me guía a nuestro asiento. La iglesia es hermosa por dentro, las largas bancas y las flores le dan un toque campestre y a la vez elegante.

Veo mucha gente que no conozco, pero cuando menos siento, me dan un zape en la cabeza y volteo alarmada rápidamente al autor intelectual del crimen.

—¡Liam, me asustaste!

—Ese era el plan.

—Respeta la iglesia.

—Es cierto, hoy toca rezar.

Voltea hacia Alma, que se sonroja y le deja ir un puñetazo nada suave.

—¡Respeta la iglesia, idiota!

—Cariñosa como siempre—le da un beso en la frente y procede a sentarse con cara de inocente.

—Van a castrarte, Liam, mejor no fastidies a Alma.

—Ella no se atrevería a hacer eso, sabe quien perdería más.

El golpe que le da en el brazo ya lo esperaba, pero no que él se lo regresara.

Abro la boca cuando ella le intenta dar otro y él le agarra el brazo, la jala y la besa. Bastian y yo nos aclaramos la garganta.

—Estamos-cof—finjo tos—En una iglesia.

—Bueno, ya te daremos tiempo para ésto—Liam se arregla el traje y a Alma ya le revientan las mejillas.

Hacemos silencio cuando el novio entra a la iglesia, muy acelerado y nervioso, habla con otro muchacho y hacen señas hacia la entrada.

El futuro esposo de Renatta, no deja de ajustarse la corbata, los botones de los puños o del cuello. Se le nota agitado y eufórico.

Volteo hacia afuera de la iglesia, solo veo a una señora, un señor y... me llevo una mano a la boca cuando veo a Renatta pararse justo enmedio de la entrada.

Su vestido blanco es hermoso, el velo le cae largo por la espalda y el escote en V del vestido le resalta su figura. Ella se mira hermosa. Recuerdo que lo pensé la primera vez que la vi, que era muy bonita físicamente, pero ahora que la conozco en persona, sé que es aún más hermosa en su interior.

Sostiene un ramo de rosas blancas en sus manos, tiene una sonrisa cálida y la mirada fija al frente, al seguir la dirección de sus ojos, descubro el porqué.

Steban la mira... la mira con tanta ternura, con tanto amor.

Se me comprime el pecho al darme cuenta, de que es verdad eso de que es imposible esconder el amor, eso se nota en el rostro o simplemente en una mirada.

Y Steban mira a Renatta como la perla preciosa más importante del mundo.

Todos nos ponemos de pie y la señora con el señor de la entrada—que supongo que son los padres de Renatta— se colocan uno a cada lado y ella comienza a caminar hacia el altar.

Es un momento mágico.

La música, los pétalos en el camino que va pisando Renatta, las luces, las flores y... y la expresión de amor que tienen ambos en sus rostros.

La Clínica del Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora