31. Harta de todo

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Aliza
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Se me mueve hasta el piso, pero me aferro al cuerpo caliente de Bastian lo más que puedo. Me arde la garganta y mi pecho parece una locomotora.

Llevo tantos días si, que ya perdí la cuenta. Verme en el espejo me deja mal, estoy muy pálida.

El virus que está atacando últimamente es seguramente, pero había estado ignorándolo.

Bastian acaba de inyectarme nauceol, por lo que espero que me haga efecto pronto. Pero mientras tanto, intento regular mi respiración mientras Bastian me soba o besa la cabeza.

—¿Ya va pasando?

Me pregunta cada pocos segundos, intento aligerar la situación un poco, lo noto muy tenso.

—Muchísimo mejor que la última vez que preguntaste. Hace quince segundos.

—Es que tu respiración se está calmando.

—Te dije que unos segundos contigo eran mi medicina más efectiva.

—Hablo en serio.

Me toma la cara entre las manos y me mira directamente. Siento sus ojos penetrar hasta lo profundo de mi ser, cuando el verde de los suyos se conecta al azul de los míos.

—En verdad estoy preocupado, voy a darte descanso hasta que te mejores y ahora mismo vamos a ir al laboratorio.

—Déjame abrazarte, Amor—me arden los ojos, así que vuelvo a meter la cara entre su pecho — Ya iremos a la luna si es lo que quieres.

Suspira cansado, pero entonces sus brazos se aprietan a mi.

—¿Lo prometes?

—Lo juro.

—Nunca voy a perdonarme si algo malo llega a pasarte. Yo...

—Bastian, no exageres. Eres médico. Claro que sabes que esto no es nada grave.

—Nunca se sabe hasta hacer exámenes.

—No me sobreprotejas.

—Es que te sobreamo.

—¿Quién no? Hasta yo me amo. Es que soy hermosa.

—Bonita. Preciosa. Hermosa.—me besa por cada palabra.

—Una obra de arte.

—Sin igual.

—Completamente tuya.

Sonríe y me besa la nariz.

—Eso me encanta.

—Lo sé.

Intento que no se vea que tengo torcidos los ojos, porque así los siento, como que dan vuelta conmigo.

Me giro hacia la puerta y disimulo respirando profundo antes de comenzar a caminar hacia afuera.

Ya va pasando la náusea, pero siento que cualquier olor me va a dar ganas de seguir y estoy segura de que ya no tengo nada en el estómago para devolver.

La Clínica del Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora